Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
REPETIDA es por muchos la frase de que Punta Umbría no tiene patrimonio histórico y que sólo es un lugar donde uno va a disfrutar los encantos de su ría, su gastronomía o sus paradisiacas playas de arena blanca. Los que así piensan se equivocan, el yacimiento arqueológico romano de El Eucaliptar, la torre Umbría o el despoblado del Rincón de San Antón contradicen lo que el viento lleva de boca en boca. Otra cosa es que esos lugares tan emblemáticos y fundamentales del patrimonio cultural sigan sin ponerse en valor, perdiendo así una gran oportunidad de generar riqueza y proyectar una imagen cultural de primer nivel.
Hace unos meses cayó en nuestras manos un estudio de los historiadores Juan Villegas Martín y Antonio Mira Toscano sobre un despoblado en el Marquesado de Gibraleón, el Rincón de San Antón, en el actual término de Punta Umbría. Ello provocó una corriente de ilusión entre algunos amigos, por lo que nos encaminamos a descubrir los signos presentes actualmente en el terreno de aquella entidad que se despobló durante el siglo XVII. Nuestros compañeros de ruta eran cuatro técnicos municipales del Ayuntamiento: el arquitecto Pepe Garduño, el ingeniero técnico Fernando Barranco, el secretario Manuel Feria y la archivera municipal, María Dolores Címbora. In situ nos esperaba nuestro particular zahorí, Juan Soledad, con el que compartimos su sabiduría, sus maneras amables y el amor por aquella tierra.
Hoy día es fácil llegar hasta allí siguiendo la dirección que marcan los rótulos en la autovía que une Huelva con Punta Umbría bajo el topónimo de El Rincón-Las Moreras. Entre algunos cabezos pudimos observar un magnífico espacio agrícola, de unas cinco hectáreas, la cañada del Rincón o El Lejío, salpicado de restos de ocupación antiguo, donde destacaba un punto de agua o fuente con una noria de sangre que posibilitó el asentamiento de los vecinos en época medieval y moderna, y que hoy se encuentra asfixiada por un granado y una higuera. Es muy probable también que en la zona más alta puedan aparecer los restos de la ermita dedicada a Santa Ana.
En las fuentes documentales, El Rincón aparece con diversos nombres entre los que podemos citar Rincón de Saltés, Rincón de Per Yáñez Toscano, Lugar de San Antón o Rincón de San Antonio. Su nacimiento, como apuntan los autores de la investigación, debió de ser como arquería islámica y su época de florecimiento se desarrolló durante los siglos XV y XVI. En 1268 las tierras del Rincón pasaron del término municipal de Saltés al de Gibraleón y en 1458 el poblado participó de un ambicioso proceso de repoblación diseñado por el primer Duque de Béjar.
Claro que muy pronto este poblamiento se verá envuelto en los pleitos y refriegas de límites que mantendrán Huelva y Gibraleón hasta el siglo XVI. La refundición de Aljaraque por el cuarto conde de Niebla, en 1486, provocó que éste otorgara un privilegio para ocupar el Valle de San Antón. Sin duda, el lugar había comenzado a crecer, pues en 1534 tenía ya 23 vecinos. Su desaparición hay que ponerla en conexión con varias causas, como los ataques piráticos, las epidemias de peste de comienzos del siglo XVII, la decadencia demográfica y sobre todo las ambiciones del concejo de Gibraleón para disponer de los bienes de propios de la aldea.
El Rincón de San Antón llegó a tener cabildo propio, claro que subordinado al de Gibraleón, como ponen de manifiesto las Actas Capitulares que se conservan en el Archivo Municipal, pósito, corral de concejo e Iglesia para curar las almas. Sus vecinos vivían de una economía feroz de subsistencia, siendo frecuentes los problemas entre agricultores y ganaderos.
Todavía en 1636 se constata la existencia de un pequeño núcleo de vecinos que intentan incrementar la población y los recursos de la aldea solicitando exenciones fiscales al señor. No lo pudieron lograr, pues a comienzos del siglo XIX, en un interrogatorio estadístico, se hablaba ya de su despoblación junto a otros lugares del Marquesado de Gibraleón como San Miguel de Arca de Buey o la aldea de Miranda.
Esperamos que este artículo sirva para planificar por nuestras instituciones públicas competentes un proyecto de recuperación del patrimonio histórico de Punta Umbría, con acciones tan esenciales como excavar y hacer visitable a través de un centro de interpretación el yacimiento romano de El Eucaliptar, recuperar, con excavaciones sistemáticas, los elementos esenciales del Rincón de San Antón, como la fuente y noria (siglos XV-XVI) y abrir al público la Torre Umbría. El tema es de una importancia capital, pues al incremento patrimonial habría que sumar la esperanza de romper la estacionalidad turística que tanto daño hace al empleo puntaumbrieño.
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