Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
SR. director: ante el escrito que don Agustín Rosety Fernández de Castro, general de Brigada, Cuerpo de Infantería de Marina (Retirado) remite a su diario, le vuelvo a solicitar su amabilidad cediéndome un espacio en el que poder replicarle, si usted lo tiene a bien:
Compruebo de primera mano la fama de corporativo que tiene el Cuerpo de Infantería de Marina. Ignoro si para su defensa el señor subdelegado tirará de más ilustres generales, toda la Infantería de Marina, el Instituto de Historia Naval o el séptimo de Caballería, si es así me temo que tendré que pedirle una sección fija en su periódico.
Como el señor subdelegado dejé claro mi intención de dar por zanjado el tema, pero el indignado don Agustín me vuelve a dar vela… parece que en este caso la "lanza sí embotó a la pluma".
De nuevo vuelvo a pedir disculpas por no haber podido ser ungido de esos exclusivos valores de los que los civiles parece somos totalmente ajenos. Mi general, dé un repaso a la prensa nacional, y mire qué piensan y cómo actúan algunos de los que vistiendo uniforme, alcanzaron la máxima representación de nuestros Ejércitos, para saber que de dar "lecciones uniformadas", de patriotismo y moralidad, las justas.
Sobre mi situación militar que tanto le preocupa y como ya le aclare al Sr. Feal decirle que procedo de una familia con rancia raigambre militar. Que estudie 12 años en colegios militares. Que cumplí con mi Servicio Militar conforme a lo que se exigió, y que afortunadamente no fue sirviendo cafés en taza de plata, y guantes blancos en ninguna Cámara.
Sobre mi capacidad y formación decirle lo del clásico, mi cultura es escasa, pero tengo a bien usarla: Tres premios Ejército, una veintena de libros, alguno traducido al inglés, un centenar de artículos, una cruz al mérito militar y una veintena de títulos honoríficos de nuestras FFAA, más de 40 exposiciones con 400.000 visitantes detrás, justifica mi aportación al mundo de la Cultura en general, y de la Defensa en particular. Todo esto es fácil de comprobar simplemente entrando en internet. Ignoro cuál ha sido su aportación o la del señor coronel.
Vuelvo a cargar sobre mis espaldas la posibilidad de haberme explicado muy mal, de lo contrario debería pensar que lo suyo es una epidemia. Lo volveré a intentar.
General, no acuso de desleal al señor subdelegado por no coincidir con él, como usted afirma, en "una interpretación histórica". Eso simplemente es falso.
Dije y mantengo que como Sr. Feal o como Infante de Marina podría haber expresado y firmado lo que le viniera en gana, como subdelegado de Defensa considero que no.
Y lo justifiqué, porque bajo esa firma representa por igual, aunque en tareas administrativas, entre las que se encuentra el fomento de la llamada "Cultura de Defensa", a los Ejércitos de Tierra y Aire, la Armada y Cuerpos Comunes.
Perdonará la auto cita pero: esto, y solo esto, provocó mi respuesta y mi calificativo de desleal: "Que obra sin lealtad" que así lo define el diccionario de la Lengua Española, entendida la lealtad "como la observancia de la fe que alguien debe a otra persona o institución".
El Sr. Feal, firma su disertación como representante de un conjunto del que buena parte no solo no está de acuerdo, sino en franca disconformidad. Y lo hace tomando partido, no actuando como subdelegado de Defensa y con alevosía, al ser conocedor de que este tema, podía incomodar al Ejército de Tierra, al que también representa, en las tareas antes apuntadas. En definitiva, su corazón de Infante de Marina, pudo sobre su función como subdelegado de Defensa.
En esto y solo en esto puede usted afear mi conducta sobre la "etimológica utilización" de la palabra desleal ya que deliberadamente no "observó la fe" que debe con una importante fracción de sus representados.
Y por el respeto que tengo a la Institución que representa, es por lo que escribí.
Pero no rehuiré de su invitación de ir al grano
Don Agustín, como usted sabe, la antigüedad de la unidades del Ejército y la Armada, se basan en dos trabajos que, si excelentes en su época, pecan en muchos casos de falta de rigor y que ya están, afortunadamente, superados: el expediente administrativo encargado por Felipe V, realizado por el juez Samaniego, que fue publicado en 1738 bajo el título Disertación sobre la antigüedad de los regimientos y la conocida Historia orgánica de las armas de Infantería y Caballería españolas, de don Serafín María de Sotto, conde de Clonard.
Las diferencias entre ambas Instituciones sobre la antigüedad de algunas unidades, o en casos particulares como el de Cervantes, es un debate que está latente y que para usted parece que he inventado yo.
Lo siento, como marino sabrá que la tierra dejó de ser plana hace muchos siglos y que ya no se manda nadie a la hoguera, tan siquiera se le reta en duelo, por ejercer la libertad de debatir sin límites de doctrinas instituidas.
Salvo que decidan dirimir el asunto de su legitima procedencia de sus unidades en los tribunales, ya es hora de que tanto el Instituto de Historia y Cultura Militar como el de Historia Naval, aborden la tarea de, aunando esfuerzos, actualizar los historiales de sus unidades, basados en los citados trabajos y que en el mejor de los casos, cuentan con la revisión aportada por Rey Joly. Historiales que sistemáticamente van repitiendo los mismos datos y los mismos errores. Ya es hora de que impere el criterio histórico por encima de leyendas y rivalidades.
Sobre su sentencia: "… Y visto que el implacable señor Dolado parece poner en tela de juicio la antigüedad del Cuerpo de Infantería de Marina- habría que recordar que éste, hoy cuerpo de tropas de la Armada, "será considerado, en cualquiera parage en que se hallare, como cuerpo regular de Infantería Española; y como tal alternará con los del exercito, con quienes concurriere, ocupando el lugar que le tocare, con la antigüedad que goza del año de 1537, después del Regimiento de la Corona".
Me permitirá que recurra a don Juan Luis Sánchez Martín, uno de nuestros grandes expertos en los Tercios.
Dejemos que sea él que nos explique el origen del Tercio, que luego fue Regimiento de la Corona: […], en realidad, la Corona se formó en Nápoles, en la primavera de 1635, y tras acudir embarcado en las galeras del marqués de Santa Cruz a las conquistas de las islas de Saint Honoré y Sainte Marguerite (islas Lérins, al SE de Cannes), desembarcó el 1 de setiembre de dicho año en Savona para servir desde entonces, ininterrumpidamente y hasta su evacuación en 1707, en el Estado de Milán. Estos detalles los conocemos gracias a la deposición testifical de un sargento llamado Miguel Gómez, que sirvió en dicho tercio desde su formación en Nápoles, el día 7 de mayo de 1635. […] Este tercio pasa su muestra el 14 de mayo de 1635 con Gaspar de Acevedo Bonal como Maestre de Campo, y conocido inicialmente como Tercio "de Nápoles que reside en Milán" y posteriormente como Tercio "de la Mar de Nápoles". Esta es la unidad que en 1704 pasa a pie regimental al mando de Luis Aponte, último Maestre de Campo y primer coronel. El cuerpo mantiene su nombre hasta que la Ordenanza de 10 de febrero de 1718 se lo cambia por el "de la Corona". El regimiento se disuelve en Cuba a finales del XIX, se reactiva entre 1918 y 1931, y su última reactivación se produce entre 1939 y 1965 como regimiento "de Nápoles" pero heredando el historial del "Mar de Nápoles/Corona".
Para concluir, el Regimiento de la Corona, antes Tercio de la Mar de Nápoles, tiene una antigüedad de 1635. Mal encaja esta fecha con su verdad oficial. Algo no concuerda por muy real rubrica que se tenga. A este respecto perdone otra de mis muchas lagunas, al desconocer que los reyes de España firman "ex cathedra". Por nuestra reciente historia sabemos que no, y que no sólo con la firma se equivocan.
Llámenme todo lo que ustedes quieran pero este debate no lo abrí yo. Pero de no tener las "armas históricas" muy bien cargadas de razones, eviten, por el bien de la Infantería de Marina, a la que no le quepa duda respeto y admiro, que salten espontáneos. Aunque solo sea por lo que rezaba el viejo pasodoble: "Manolete, si no saber torear pa que te metes…".
Me perdonará si utilizo sus mismas palabras para despedirme:
Investiguemos, pues, el pasado para conocer los hechos, pero dejemos en paz los derechos de los cuerpos, que es lealtad con España y con sus Fuerzas Armadas no provocar, y más en los momentos que vivimos, disputas estériles. Dejemos los agravios para Ada Colau.
Añadiendo que en la búsqueda de la verdad el uso o no del uniforme no otorga ni quita categoría moral alguna. Basta con mirar el entorno de la citada alcaldesa.
También te puede interesar
Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
La esquina
José Aguilar
Felipe VI, más solo que nunca
La firma
Antonio Fernández Jurado
Vence, pero no convence
En tránsito
Eduardo Jordá
El año que se va