Un paso adelante. Bienvenido sea. Cambiamos de fase y lo celebramos, porque a partir de mañana podremos reunirnos para ver a amigos o familiares. Podremos incluso tomar un buen vino o una cerveza con una tapa en una terraza, despedir a los seres queridos... Pero tras el aplauso llega una duda tras otra (a esto ya nos estamos acostumbrando cada vez que sale una nueva orden, por cierto, siempre nos toca en fin de semana). Y lo peor, un temor por la indefinición y falta de criterio. ¿Tiene sentido que limiten a una hora el paseo y que nos hagan madrugar o trasnochar para hacer deporte y no para tomar una copa? Se da luz verde para que podamos movernos por la provincia, incluso para desplazarnos a una segunda residencia, aunque (otro titubeo) a primera hora de ayer nos dejaran boquiabiertos a casi todos al comunicar en esas intervenciones que ya nos acompañan cada fin de semana que el permiso servía para ir al pueblo de al lado para disfrutar de una terraza, pero no para desplazarnos a la segunda residencia (ponga aquí cara ojiplática). Son tantos los interrogantes, que asustan.

Estas ocho semanas que han pasado no han sido fáciles. Han requerido de la responsabilidad y el esfuerzo de muchos, el empleo de otros tantos y la situación no es como para no tomarla en serio. Ha habido momentos duros pero hemos demostrado, en la mayoría de los casos, que podemos avanzar. Es indispensable, pero también lo es que seamos conscientes de que el virus no va a cambiar a partir de mañana, que el peligro podría aumentar si no somos disciplinados y responsables porque habrá más personas en circulación, más espacios que compartir y más lugares donde convivir.

Quienes han visto el terror desde la primera línea en estas semanas advierten del peligro porque han visto en los últimos días cómo una aparente normalidad corría por la calles. "Lo peor puede estar por venir", también lo mejor, pero ahora depende en gran medida de nosotros.

Muchos esperan a mañana como si fuera agua de mayo (nunca mejor dicho) y no, no lo es. El cambio de fase nos abre la puerta para ser más solidarios, para no bajar la guardia y ser (si cabe) más responsables.

El relajamiento excesivo nada favorece que podamos mantener a raya la pandemia. Hay quienes piensan que esto va terminando y ¡no ha hecho más que empezar! Comenzamos a convivir con el virus; hasta ahora no lo hemos hecho, la mayoría porque estábamos en casa. No demos pasos atrás. Necesitamos avanzar, abrir los negocios, volver de forma progresiva a la actividad. Huelva lo necesita, pero no lo olvidemos: el bicho está al acecho y el resultado depende de nosotros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios