No sé si les gustará el snooker. Les confieso que jamás pensé que pudiera atraerme esa modalidad pero desde hace algún tiempo, en cada gran torneo, me engancho a Eurosport para verla como si fuera el fan más incondicional. Tengo debilidad, igual que tantos otros, por Mark Selby, a quien los que entienden de esto le llaman El torturador. Ahí es nada.

Cuentan que tal apodo es por su capacidad de resistencia, por sus remontadas y obtención de frames increíbles, por su forma de desesperar al rival con perfectas tácticas defensivas en momentos claves y, claro, por su extraordinaria calidad para ciertos golpes. Y porque al final suele conseguir sus objetivos y gana bastante ya que, de lo contrario, sería un don nadie, aunque este domingo perdió la final del British Open ante un espectacular Williams.

El Recre del Di Stéfano hizo lo que tantas veces realizó el pasado curso: el rival le llega mil veces, la defensa y el portero (¡qué portero!) desbaratan novecientas noventa y ocho, una se va al palo con su poquito de fortuna; otra, eso sí, nos la cuelan… pero dos chispazos -dos golazos de extrema calidad estando ya el de De La Rosa en la carpeta de tantos a recordar por siempre-, junto a saber madurar el encuentro en ciertas fases… y tres puntitos, que de eso se trataba. Haber recibido al Málaga con una victoria en seis partidos hubiera sido más que peligroso y este triunfo, torturando a lo Selby, es muchísimo más importante de lo que a simple vista puede parecer.

Yo fui de esos a los que el juego del Recre de Abel desesperaba y acongojaba a partes iguales en muchos de los duelos en 2ª RFEF y, entendiendo lo que tantas veces ha explicado ya Arias de que el míster quería jugar de una forma “pero tenía que hacerlo de otra” por diversos factores, sigo pensando que muchos días, y ante rivales muy inferiores en todos los aspectos, se pudo haber jugador bastante mejor. El caso es que con Abel ascendimos y yo y otros muchos tuvimos que tragarnos -no se imaginan cuán gustosamente- nuestros miedos. Firmo con sangre volver a sufrir como en el pasado o como ante el Castilla si se logran los objetivos aunque sea con más tortura de la deseada. Hasta Abel, me dicen, se da un aire al gran Mark…

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