Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
Dije: "No voy a escribir nunca más de política", pero leer los aforismos de Lichtenberg y digerirlos, sobre todos aquellos que tratan del estado, hace que uno olvide sus propósitos y vuelva a caer en este pozo sin fondo de la mediocridad.
El alemán Georg Christoph Lichtenberg escribió una serie de observaciones, de anotaciones, de reflexiones, sobre muchos temas. Los que redactó sobre el estado son singularmente interesantes. Por ejemplo: "El bienestar de muchos países se decide por la mayoría de votos, si bien todo el mundo reconoce ciertamente que hay más personas malas que buenas". O este otro: "El número de los miembros legislativos en el estado físico es cada día mayor, y menor el de los ejecutivos".
Mientras el PSOE se revuelve contra sí mismo en Cataluña, y comienzan a aparecer las discrepancias por el apoyo a la aplicación del 155, se escuchan voces inciertas. Es como si desearan estar a bien con todo el mundo menos con ellos mismos. Pedro Sánchez no es Zapatero, su coeficiente intelectual sigue siendo una incógnita. A Pablo Iglesias dejan de salirle las cuentas, también en su partido hay voces críticas, sobre todo porque se ha arrancado de cuajo la piel de cordero para enseñarnos su verdadero yo. Pero Pablo Iglesias siempre ha sido Pablo Iglesias, quienes hayan querido ver en él a un iluminado estaban muy confundidos.
Los cargos electos de Podemos, al igual que los de otros partidos, han descubierto que se puede vivir del cuento, y que se puede vivir muy bien. Tan solo se precisa una dosis de ironía, elevar el tono de voz de vez en cuando en intervenciones públicas, y mucha mentira. El pueblo, aborregado, aplaude sin cesar. Pero se aplaude sin saber realmente qué se está aplaudiendo.
Otro aforista interesante en materia de estado fue Chateaubriand. El francés escribió: "Un error demasiado extendido entre los gobiernos consiste en creer que aumentan sus fuerzas al aumentar su poder: una armadura demasiado pesada inmoviliza a quien la lleva". También de Chateaubriand son estas máximas: "Hay que cuidarse de confundir las ideas revolucionarias del tiempo con las ideas revolucionarias de los hombres". "En materia de gobierno, las verdades son relativas y no absolutas". "El pueblo soporta más fácilmente la tiranía de un gobierno que él creó, que el rigor legal de las instituciones que no son obra propia". Y no quería terminar sin hacerle un guiño a Guardiola, a ese importante entrenador de fútbol: es usted un carajote.
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