Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Nuevo Gobierno de España

Rechazo a los independentistas como repudio a los que quieren socavar la democracia con su defensa del franquismo

Tengo la misma opinión de quienes se manifestaron contra el resultado de las elecciones andaluzas que de quienes se manifestaron ayer contras los acuerdos alcanzados entre el Partido Socialista y otros grupos políticos. O de quienes insultaban y escupían a Teófila Martínez en 2015 tras la toma de posesión de José María González. En todos estos casos los que se mueven contra un resultado electoral en el fondo lo que rechazan es el sistema democrático siempre y cuando no ganen los suyos. Lo dice alguien que ha perdido dos veces unas elecciones municipales. La grandeza de una democracia es aceptar la derrota, lo que no equivale a dejar de defender las propias convicciones por medios pacíficos y legales. Quizás quienes decían defender la unidad de España ayer en Madrid lo que piensan es que solo los suyos tienen derecho al Gobierno de la nación, aparte de tener muy poca fe en las leyes y en las instituciones que rigen el Estado al que dicen defender. Afortunadamente, hayan acordado lo que hayan acordado PSOE y ERC, la Constitución y las leyes que de ella dimanan nos protegen de cualquier intento que pudiera haber para romper la soberanía nacional, a las pruebas me remito. Detesto profundamente que los independentistas influyan en la gobernabilidad de España, como no me gustó que un presidente enajenado nos metiera en una guerra u otro promoviese la guerra sucia. Pero una democracia es fuerte por sus leyes y la capacidad para imponerlas. Rechazo a los independentistas como repudio a los que quieren socavar la democracia con su defensa del franquismo. Me parece que ambos son lo peor del sistema democrático, pero hay tres millones de españoles por un lado y dos millones por otro que votan esas opciones dentro del marco constitucional que ellos mismos quieren romper, esa es la grandeza del sistema.

En realidad el acuerdo de gobierno entre PSOE y Podemos es una reformulación socialdemócrata, como dijo Ramoneda. Podrá gustar más o menos, pero no contiene ningún peligro comunista o bolivariano, aunque en Unidas Podemos haya gente con esas convicciones. Habrá que ver cómo lleva a la práctica un nuevo gobierno de coalición esas medidas, de la misma forma que será preciso estar al tanto del día a día o de los nombramientos del Gobierno que deberá convivir con una oposición que no va a dar tregua, como la que soportó Rodríguez Zapatero en su primera legislatura.Y que el nuevo Gobierno arregle las murallas de Cádiz, que cualquier días nos caemos al mar.

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