Javier Rodríguez

Negritos y chinitos

La otra orilla

Hay pequeños comportamientos en apariencia inofensivos que traslucen machismo o racismo

Abordábamos esta semana en Señales de Humo (ese programa hermano de esta columna que lleva más de 500 emisiones en Hispanidad Radio) el tema de los microracismos, un tema que copia raíz del de los micromachismos, o viceversa, y que nos pone ante el espejo de pequeños comportamientos, en apariencia inofensivos pero que traslucen un pensamiento racista, machista… de fondo: un chistecito sobre una minoría por aquí, un "las señoras primero" por allá, un inocente "vas como una gitana" que nos obliga a pensar que "las gitanas" van mal vestidas, peinadas y arregladas, una pregunta sobre el origen de una persona con rasgos distintos a los dominantes, un diminutivo aplicado a la palabra "negro" que indica que necesitamos atenuar el efecto de una palabra que consideramos negativa porque, en el fondo, consideramos que ese color de piel también es negativo.

Es un terreno delicado, ciertamente. En el otro lado de los precursores de estas reflexiones no sólo están supremacistas y racistas declarados, también muchas personas de bien que se han criado con las huchas del Domund con caritas de "negritos y chinitos" ávidos de monedas con los que ser ayudados, que fueron educadas en la caballerosidad del "invito yo, una dama no debe pagar" o que no han conocido a una persona negra hasta bien entradas en años. Y corremos con estas cosas el peligro de estar moralizando constantemente: "no digas persona de color", "no hagas chistes de gitanos", "ese comentario sobre los chinos es muy racista"… pero aun así, merece la pena que revisemos el lenguaje, no por lo apropiado o inapropiado de este, sino por ver si esos tics delatan que en nuestro pensamiento quedan trazas de un racismo, de un clasismo, de un machismo… hacia los que la sociedad, por fortuna, se muestra cada vez menos tolerante.

Obligar a esas personas de bien a hacer esta reflexión puede sonar impertinente y forzado en muchas ocasiones (como ocurre con el lenguaje inclusivo o las famosas "cuotas"), pero creo que nos hace mejor sociedad. Sobre todo porque si no, a quienes estamos forzando a aguantar chistecitos sobre el color de su piel, sus hábitos de higiene o su procedencia es a un montón de personas a las que no les deben hacer mucha gracia. No se trata de moralinas, se trata de que pensemos lo que tiene detrás un "inocente" gesto o una "inocente" palabra: si detrás hay un pensamiento libre de racismos, adelante con él.

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