Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
Creo que fue Whitehead, a principios del siglo pasado, quien dijo que toda la filosofía son notas a pie de página a la obra de Platón. Pero hay otro filósofo tan interesante como Platón. A Pitágoras se le conoce, sobre todo, por sus descubrimientos matemáticos y científicos, aunque también aportó una gran cantidad de pensamiento a su época. Un pensamiento que, desarrollado, ha influido mucho en autores y pensadores, entre otros en el propio Platón, por ejemplo, en muchos de sus diálogos o en la Carta VII. De Pitágoras no conservamos textos directos, todo lo que sabemos de su obra nos viene de la mano de pensadores y escritores posteriores: Platón, Aristóteles, Jenófanes, Empédocles, Diógenes Laercio, Jámblico o Porfirio.
Pitágoras y Apolonio de Tiana (autor de una biografía sobre Pitágoras) son seres sorprendentes, sus planteamientos de vida y sus principios son dignos de admiración y de conocimiento. Pero ya se sabe que lo que unos crean otros lo destruyen rápido. Escribe Bauman en Esto no es un diario: "Solo lleva unos pocos minutos y un par de firmas destruir lo que a miles de cerebros y el doble de manos costó muchos años construir". Y es que nos estamos apartando de la naturaleza, y es un error. Naturaleza y arte deben ser los pilares fundamentales de nuestra condición, son los hacedores de nuestra libertad. Todo origen de la palabra y del arte en general está en la naturaleza. Porque ahora es como si se atacara el arte, y con ello a la naturaleza. El arte se puede criticar, pero no se debe despreciar. Y vivimos en una época de desprecio al arte. Nos podemos apartar del mundo estando en el mundo, pero defendiendo el arte con uñas y dientes. La no defensa de la naturaleza o el desprecio al arte son muy visibles en la sociedad actual en el postureo reinante. Una conveniencia falsa y engañosa, vacía de contenido y vacía de naturaleza. El arte debe ser el vehículo de salvación del ser humano.
También dice Bauman: "Hegel, considerado por muchos el mayor de los filósofos modernos, proclamó que para ser libre uno tiene que ser consciente de la necesidad: para alcanzar el éxito y evitar el fracaso, uno ha de aprender diligentemente las leyes inmutables de la naturaleza (es decir, la diferencia entre lo inevitable y lo imposible). En otras palabras, rendirse a las insolubles leyes de la naturaleza fortalece la capacidad humana para la acción eficaz y expande la libertad de elección del ser humano". O como dijo Pitágoras "Vivir según la naturaleza es vivir según los dioses".
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