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Ignacio F. Garmendia
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El policía de Pipi Calzaslargas ha atrapado al asesino de Olof Palme 34 años después, pero el tipo se les ha muerto. Palme y el alemán Willy Brandt fueron los tutores de los dirigentes andaluces que se hicieron con el PSOE en la década de los setenta. Brandt le dio un consejo a Felipe González que vale hoy más que ayer: búscate un buen ministro de Economía. Nadia Calviño es un seguro para este Gobierno insomne al que no dejan dormir los excesos de Pablo e Irene. La hija del que fuese polemico jefe de RTVE está a punto de ser nombrada presidenta del Eurogrupo. Cargas de trabajo aparte, el cargo es compatible con su Vicepresidencia económica. Sería redondo, porque Calviño ganaría más autoridad frente a los seguidores que Pipi tiene en el Gobierno. Boyer, Solchaga, Solbes y Salgado estuvieron en esa máxima de Brandt, muy lejos del ocurrente Miguel Sebastián, el que ahora da consejos en las tertulias. El día que Calviño se marchase, por las razones que fuese, Sánchez tiene un gran sustituto en la figura de José Luis Escrivá, el ministro de Seguridad Social, un hombre que viene del BBVA y de dirigir la Autoridad Fiscal Independiente, la mano de la ortodoxia europea en España. Escrivá viene, además, de lograr que hasta Vox no se haya opuesto a la paguita del IMV.
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