Mo, Mo, Mo...

La precampaña empieza con el estribillo de Eurovisión, las siglas de M. Olona. Que viene el coco, no funciona con Vox

La precampaña andaluza ha empezado como el estribillo de la canción de Eurovisión. Mo, Mo, Mo son las siglas repetidas de Macarena Olona, las dos letras que lleva en su bolso de mano, el soniquete que no se le cae de la boca a Sánchez, Espadas y Arrimadas. El caso de Ciudadanos es tan desesperado que puede entenderse, pero para el PSOE es dramático; lo empleó Susana Díaz en 2018 y decenas de miles de votantes socialistas apostaron por la extrema derecha.

Mucho más inteligente, Inmaculada Nieto no descarta una abstención de Por Andalucía para evitar que Vox entre en el futuro gobierno del PP. Mientras, el candidato popular disimula las siglas de su partido en la marca blanca Juanma y anuncia que el principal apoyo externo del Partido Popular será Feijoo. Se cree que utilizarán poco a Ayuso y sus guionistas de la provocación. En realidad con Bendodo como hombre del saco tiene suficiente superchería.

El número tres del PP nacional todavía no le ha cogido el tranquillo al nuevo cargo. Ya ha pisado una cáscara de plátano al afirmar que España es un estado plurinacional. Pero sigue haciendo muy bien de tonton matoute de Moreno: mientras más cafre se porta Bendodo, más moderado parece Juanma. Las irregularidades y corruptelas que afectan al PSOE son para el ariete popular de plena actualidad, mientras las corruptelas e irregularidades del PP son cosas muy antiguas. Pero ocurrieron al mismo tiempo. El caso de los ERE abarca de 2000 y 2009, la libretita de Bárcenas tiene datos de 1990 a 2008, el director de la Faffe visita puticlubs en 2004 y 2005, y la trama Gürtel está activa de 1999 a 2005. Los ladrillazos que se pegan socialistas y populares son en realidad un fatigoso teatro de polichinela.

El moderado presidente, en la presentación de sus 109 candidatos en Jerez, agitó el fantasma de Frankenstein, como si Espadas en caso de disponer de un diputado más fuese a gobernar con independentistas catalanes y herederos de ETA. A ratos al centrismo de Moreno se le ve el pico de la muleta. A Espadas le pasa lo mismo con el peligro de Vox, sea finalmente o no Olona una candidata válida. El PSOE perdió 400.000 votantes entre 2015 y 2018; IU y Podemos, 300.000. La abstención sólo subió en 400.000 personas; así que hubo 300.000 votantes de izquierdas que cambiaron su voto en 2018. Una parte de indignados o decepcionados se fue a Vox. Ese jueguecito infantil de que viene el coco de Vox supone convertir a Olona en el estribillo de todas las canciones. Y pasarle votos a porrillo.

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