La venida de mayo nos abre a todos la llegada de esa primavera "florida y hermosa" que decía la letrilla de un cantar de antaño.

Es un tiempo nuevo para todos, porque en nuestra Andalucía la primavera es signo de una alegría renovada, que entre el aroma de la flores que nacen, el color del cielo más azul y la brisa marinera de nuestras costas forman un arco para entrar en una de las estaciones más esperadas del año.

Me gusta recordar aquellos meses de mayo de hace muchas décadas en una Huelva tranquila, dormida, que iba despertando al son de un tamboril y de la flauta en la imagen de aquella vaquilla que cada año se sorteaba con la llegada de la Romería del Rocío. Los chiquillos saltando alrededor del tranquilo animal que día a día recorría todas las calles y plazas, para terminar conociéndose el callejero urbano mejor que una de aquellas guías antiguas de la Imprenta Rábida, también con sabor rociero por su dueño.

Cuando los mantos de nuestras Vírgenes de Semana Santa ya están guardados y recogidos con todo el cariño, después de retirar de su terciopelo algún que otro chorreón de cera, cuando por el Prado de Osma se ha levantado el estandarte y la imagen de una Virgen romera o por la serranía el Domingo de Resurrección llama a las tradiciones más queridas, la provincia ya es un altar de colores, fragancias y aromas de una belleza que extasía nuestros corazones.

A los que nos educamos en colegios religiosos, mayo nos traía un cartel mariano de devoción especial y singular a María, "que Madre nuestra es". Luego las veladas en la plazas públicas de los pueblos, las procesiones festeras de devociones seculares y los bailes de las jóvenes que con los trajes de faralaes o de gitana, como ustedes prefieran, alegraban con sus revoloteos las esquinas que se iban impregnando de sabor y sentido rociero. Todo se iba transformando paso a paso, mientras el termómetro subía en grados y la playas, todavía lejanas, aguardaban su hora y momento de ser visitadas. Mayo nos llamaba al júbilo entre cantares, rezos y brindis con el vinillo de la tierra. Un tiempo pasado que permanece en nuestra memoria y que cada año vuelve a nosotros recordándonos aquellas fechas del día de San José Obrero, el día 2 de mayo con tintes patrióticos o el 3, con la reminiscencia de la Santa Cruz. Hoy todo ha variado pasando por encima de la demostración sindical y la corrida de toros por la tele, para llegar a la exaltación del Trabajo con su manifestaciones reivindicativas. La vida es así y quizás lo mejor de ella es haberla vivido y poder recordarla. Mayo, bienvenido seas con aromas onubenses…

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