Vìctor / Rodríguez

La Marcha Verde

La otra orilla

15 de noviembre 2015 - 01:00

TAMBIÉN pudo ser llamada la Marcha Negra, e incluso la Marcha Roja, porque todo lo que generó no ha sido más que sufrimiento, y el anquilosamiento de un conflicto para el que no existe hoja de ruta, tan sólo un statu quo que sólo beneficia a una parte: la ocupante. Ahora se cumplen 40 años de esa caminata, de mendigos y desarrapados, que astutamente reclutó el rey Hassan II, para lanzarlos como escudos humanos frente a unos militares españoles que nunca entendieron porqué se dejó al pueblo saharaui abandonado a su suerte, sabiendo lo que esto implicaba; o bien el sometimiento al usurpador, o bien el destierro en la dura tierra de nadie del desierto argelino.

Ya sé que no es objetivo escribir la historia pasada desde la visión actual, aún así, la salida de España del Sáhara Occidental, y su entrega en bandeja a Marruecos, fue una traición. Los gerifaltes del régimen andaban más ocupados por proteger su destino, con un Franco agonizando, que por dignificar el proceso descolonizador de un territorio del que se jactaban, era tratado como uno más dentro de España, con su DNI y su matrícula provincial SH. Todo una mentira. Se comieron su orgullo militar y jugaron con el argumento del mal menor, mientras los soldados que estaban a pie de terreno, miraban con estupefacción el deshonor y la deslealtad de irse sin disparar un solo tiro (de hecho dice la leyenda que muchos de ellos se enrolaron en el Frente Polisario).

Ya sabemos que ni la ONU ni la Corte Internacional de Justicia fueron contundentes en un plan de transición, desde la Colonia hacia la constitución de un estado independiente, para un territorio de considerable tamaño y rico en pesca y otras materias primas. España sigue sin atreverse, por miedo ¿a qué? Aznar perdió la oportunidad cuando la retirada de embajadores y el asunto Perejil. Tampoco han servido las lágrimas del rey Juan Carlos a la muerte de Hassan II, al que llamó "su hermano". Hoy seguimos igual que hace 40 años, que es decir peor, porque los hechos consumados se quedan así… para siempre. Al menos la UE podría imitar la norma que acaba de imponer a Israel, de prohibir etiquetar como producto propio lo fabricado en los territorios ocupados de Palestina, obligando a Marruecos a que los recursos saharauis no sean "made in Morocco", sino "made in Sahara". Muchos españoles no nos olvidamos del pueblo saharaui.

stats