Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
ME van a perdonar, pero hoy voy a hablar de una noticia que creo que es más sugerente de lo que puede parecer, es una noticia de esas que salen en las páginas sepia de los periódicos, ya sé que suena pedante, pero qué le vamos a hacer, uno, después de las páginas de deportes se va a la sección de economía cuando lee el periódico.
Siempre pensé que el meollo de la cuestión se debatía ahí. Y por eso seguía con mayor o menor interés -por rachas, he de reconocerlo- las noticias económicas. Normalmente, entre estas me centraba en las que contaban cómo van las cosas para el común de los mortales: que si debates sobre las pensiones, que si la cuestión salarial, que si la situación macroeconómica... Muy divertido todo, reconózcanlo.
El caso es que de un tiempo para acá también me detengo en noticias que antes casi ni veía, me pasaban desapercibidas: las noticias sobre empresas. Los motivos de este cambio no vienen al caso, así que no les aburro con detalles intrascendentes.
Uno aprende mucho, a veces también cosas que nos sirven a los que andamos intentando construir alternativas económicas a un sistema que tanto daño provoca -vaya, al final les dije el motivo por el que ahora sí me detengo en esas noticias-, pero también, casi siempre, sobre cómo se mueven los que nos gobiernan y las empresas que nos venden lo que vestimos, usamos, comemos... Por ejemplo, uno descubre en esas páginas tan divertidas que una empresa cuyo principal accionista es un grupo norteamericano y que ahora, a su vez, está controlado por capital chino fue la que la pasada Navidad lanzó una campaña que para sí habría querido Rajoy para promocionar la marca España.
Supongo que tuvieron que pagar una pasta para que Fofito, Santiago Segura, David Ferrer, Iñaki Gabilondo, Luis del Olmo, David Summers, Malú, Chus Lampreave, Candela Peña, Enrique San Francisco, Los Morancos, Las Hurtado y Chiquito de la Calzada, dirigidos, nada más y nada menos que por Iciair Bollaín, hicieran de prescriptores de una marca de salchichas, pero lo más curioso es cómo apelaba a profundos sentimientos muy arraigados en la mente de los españolitos: ese Suspiros de España sonando de fondo, esa llamada a la autoestima colectiva, a reclamar nuestro envidiable currículum en ciencias, letras, cine y deportes... El anuncio tenía su gracia, lo reconozco, pero más gracioso es aún que la reivindicación de lo español la haga una multinacional americana contratada por una multinacional china.
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