Con ese aire agradecido y de eterno recuerdo a su arte, hemos exaltado, en los anales andaluces y flamencos, el centenario del nacimiento de esa indiscutible y única Lola Flores.

Lola, con aquel cuerpo lleno de nervios y un corazón grande de sinceridad y entrega, ha sido un nombre y una leyenda que permaneció en nuestras vidas con esa fuerza que ella nos transmitía de manera sin igual.

La Lola de Jerez de la Frontera, fue siempre para todos la Lola de España. La Faraona, el temple de un baile que engarzaba sus manos con el taconeo y con todo su contorno corporal dando vida a la imagen de esta Andalucía sin par.

Desde la década de los años cuarenta la recuerdo en el Gran Teatro con aquellos espectáculos "Zambra" que cautivaron a todo el país. Más tarde, en los años cincuenta, la conocí personalmente y tuve la suerte de conversar largamente con ella, en presencia del productor de cine Cesáreo Gonzalez, en una entrevista que mantuvimos en el gaditano Teatro Andalucía, ya hoy todo un recuerdo.

Lola Flores era en su conversación un manantial sorprendente de palabras. de gestos, de gracia, de simpatía. Una jerezana de pura cepa, con raíces onubenses por su padre que era de La Palma del Condado. Luchó y mucho por salir adelante, desde la temprana juventud, junto a Manolo Caracol, otro monstruo del flamenco andaluz y triunfó. Su vida fue dura, pero repleta de alegrías y de arte. Llenó su corazón de fuerza y ofreció su espíritu en los remolinos de su baile, prendiendo el entusiasmo entre los vuelos de su bata de cola.

Después de aquel encuentro en Cádiz la vi varias veces en Huelva y en La Palma de Condado, cuando la nombraron Capataz de Honor de las Fiestas de la Vendimia, aquella celebración de la que un día, allá en1960 fui cofundador con Manolo Diaz Garcia y Manolo Marin Delgado.

Arte, gracia y valor en su entrega gitana, admirada por poetas, músicos y escritores. Un día vi escribir a José María Pemán, aquello que la definía universalmente. "Torbellino de colores. No hay en el mundo una flor, que el viento mueva mejor que se mueve Lola Flores".

En tono humorístico y festivo nos dijo en una Feria de Jerez, ante un piropo popular, de que se movía bailando como un pez en el agua, que si así lo creían era porque medio cuerpo era sanluqueño como un langostino y otro de La Palma, onubense, como una gamba. ¡Qué ingenio y gracia derrochó en sus mágicas frases improvisadas en cualquier momento!.

Los escenarios, los tablao flamencos, los plató de televisión, los estudios de cine, fueron su hogares en la tierra y hoy es ella un altar de arte para todo el pueblo.

Sus películas y videos, hacen el milagro de seguir teniéndola viva entre nosotros. Lola, eterna para Andalucía. Una flor que el aire besa al son de una guitarra. Lola, única. Y como dije una tarde en la Academia jerezana de San Dionisio, que la Virgen de la Merced le premie todo el arte que ella nos regaló.

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