Levantaos

Huelva, 28 de febrero 2023 - 06:00

Hoy es 28 de febrero y por este sur peninsular estamos de fiesta. En los colegios los niños ya han entonado ese himno que suena en medios de comunicación como ondea su bandera. En mi cabeza tintinea en la voz de Rocío Jurado. También tararea mi subconsciente el estribillo y soniquete de la verde, blanca y verde de Carlos Cano. Y, por deformación profesional, rememoro los versos de aquel poema de Manuel Machado que definía con sencillez gruesa las ocho provincias: salada claridad, agua oculta que llora, romana y mora, cantaora, dorada, plateado, orilla de las tres carabelas, y… No sé qué significará para ustedes este día, esta conmemoración. Para mí hay un hermoso revoltillo de símbolos, sacramentos variopintos que hacen una madeja emocional y propia. Van desde la hipnótica composición de los azulejos hidráulicos, con su matemática oculta, hasta la sabiduría ancestral de Marco Anneo Séneca o la de Maimónides. Andalucía son los pueblos blancos de cal y sus acequias.

La montura y los arreos. La del aceite. La del vino. La de los frutos rojos. La de la huerta infinita. Andalucía, la de las costas, la marinera, la de las columnas de Hércules y sus dos horizontes de agua: Atlántico y Mediterráneo. La de los fenicios y tartessos, Baetica y Al-Andalus, en sustrato justo y necesario. Con sus lugares sin tiempo: la Alhambra, Bolonia, los lugares colombinos, Itálica, Medina Azahara, ... También es el compás, las palmas, el cante y el baile. El flamenco con todas sus ramificaciones.

Desde las alegrías al fandango, desde las soleás a las seguidillas. Es la luz. Son sus plazoletas. La calle como patria. Pero también es la mesa de camilla, la familia como hogar o la ropa tendida al aire. Andalucía, la de Federico García Lorca y cada una de sus palabras. La de Camarón de la Isla y cada uno de sus quejíos. La de Paco de Lucía y sus rasgueos. También la de Kiko Veneno, Alameda o Raimundo Amador. Y es ese habla que son hablas, familia de un decir. Lo mismo ceceo que seseo, consonantes perdidas, finales abiertos, que vocales que se expanden. Una en lo diverso. Andalucía, la que emigra y la que acoge.

Ahí soy. Ahí somos. Y espero que Huelva sea un rincón más, no la arrinconada. Sentirla parte. Por Toronjo, por el fandango, por nuestra gastronomía, por Jarcha, por el fútbol, por nuestras tradiciones, las costas, las minas, la sierra, Doñana, el Condado, o por el onubense universal, donado en andaluz universal, Juan Ramón Jiménez. Por lo que es y lo que ha de ser: ¡onubenses, andaluces, levantaos!

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