Qué les parecería, si legalmente los plazos para obtener un diagnóstico en los servicios públicos de salud fueran tan largos que cuando se tuvieran los resultados y se propusiera el tratamiento, un alto porcentaje de los pacientes ya hubieran fallecido?

Siempre se ha dicho que la justicia es ciega, a lo que habría que añadir también que muy lenta, esta combinación de factores, por un lado, no entrar a valorar nada que no sea la aplicación de las normas establecidas, independientemente de que su resultado pueda generar otros daños y por otro, la lentitud en la obtención de las sentencias origina que el resultado del sistema judicial esté muy lejos de conseguir justicia real.

Precisamente por eso, que a estas alturas venga el Tribunal Constitucional a decirnos que la medida adoptada por el gobierno, decretando el estado de alarma con motivo de la pandemia es ilegal, y que por tanto, todos nuestros esfuerzos y renuncias personales durante tantos meses han sido meros actos voluntarios, ya que podríamos habernos saltando a la torera todas las medidas y no habría tenido ninguna consecuencia legal, amparando de esta manera, a todos aquellos que haciendo caso omiso de las medidas impuestas y no importándoles que sus actos pusieran en peligro el bien común perseguido, no tendrán ningún castigo, me parece tremendamente injusto.

Según el tribunal las formas no fueron las correctas, aunque se consiguió proteger algo que está muy por encima de la justicia, como es la vida de las personas, a pesar de todo emite una sentencia que no tiene ninguna consecuencia para el supuesto infractor, el gobierno, ni para los asesores que cobrando del erario público dieron el visto bueno a este procedimiento, y además exime a todos los insolidarios ciudadanos que se pasaron las normas por el forro, y que pusieron en peligro al resto de la población con su comportamiento. Vale, y el ciudadano de a pie se preguntará y ¿dónde esta aquí la justicia?.

La justicia emite su veredicto cuando ya no hay solución posible, el enfermo ya murió, y ahora viene a corregir al Gobierno y a decir como lo tendría que haber hecho, y ¿qué resuelve con esto?, el daño ya es irreparable y esta sentencia solo certifica que la justicia actúa a destiempo y que no le importan nada si de sus decisiones se derivan consecuencias más injustas que las que pretende enmendar.

El funcionamiento del sistema judicial parece estar reñido con el eficacia y a veces con la aplicación del autentico concepto de justicia, cuantas veces hemos escuchado, antes de conocer el resultado de una sentencia, que el veredicto es una lotería, y que puede salir cualquier cosa, y sino que se lo pregunten a los miles de españoles que han tenido la mala suerte de tener que acudir a algún pleito, y ven como lo que en un principio tenía sentido, con el paso de los meses y los años, al final ya casi les da igual el resultado y lo que quieren es que termine todo de una vez, el enfermo casi siempre, termina muriendo antes de obtener un diagnostico.

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