Caleidoscopio

Vicente Quiroga

Juan Carlos de Lara

NO sabe Juan Carlos de Lara la enorme alegría que me ha producido la recepción de su libro Memoria del tiempo claro (Antología Poética). Nos tenía tan huérfanos de sus versos que este breve poemario editado por Alea Blanca de Granada, nos ha servido, sobre todo, para devolvernos al placer de leer sus poemas pertenecientes a Caminero del aire -que guardamos con el mayor aprecio-, publicado en 1985 a sus diecinueve años; Elegía del amor y de la Sombra (Poemas de Soledad) 1987 y Antes de que el tiempo muera (2000).

Juan Carlos de Lara es hijo de José Manuel de Lara, nuestro gran poeta cuyo valor va mucho más allá de la poesía local o de la poesía andaluza de nuestro tiempo y hora es ya de proclamarlo así, y hermano de Manuel José de Lara, vicerrector de la Universidad de Huelva y notable escritor, investigador e historiador. Tiene una obra dispersa publicada en diferentes antologías y revistas literarias españolas y americanas. Desde 1993 dirige la entrega de poesías Hojas Nuevas y forma parte de la revista Literatura infantil y Juvenil de Barcelona. El cantautor José Luis Pons ha puesto música a sus poemas editados en Mar de Leva (1995) y Canción del poeta del Sur (2000).

Juan Carlos, incluido por la Universidad de Guadalajara, México, entre los autores de la Poesía viva de Andalucía y seleccionado por la Asociación Prometeo de Madrid, tiene un sensible recuerdo infantil en sus poemas: "Y está mi infancia perdida/ para siempre por su cielo./ Para el aire de esta plaza/ yo soy peón caminero". Y hay una emotiva relación en su raíces con entrañable sabor urbano: "Desde La Milagrosa/ triste me vuelvo/ llevando el canastillo/ de mis recuerdos" o "La Plaza de San Pedro/ callado cruzo/ (Si alguna vez la quise/ nadie lo supo)" y también: "Porque ahora la vida me recuerda,/ por la calle infantil de San Cristóbal…"

Si los impulsos iniciáticos de cualquier poeta por muy vehementes que sean e irrefrenables, el tiempo los depura y los contiene, en Juan Carlos de Lara uno los sigue apreciando como válidos e incontrovertibles. Hay en ellos un halo de melancolía junto a una "sencilla naturalidad, donde la intensidad lírica se asienta sobre una clara estructura rítmica", como acertadamente opina Ramón Reig en su Panorama poético andaluz. Y así leemos: "Me vienes a los ojos tristemente/ perdida en otro tiempo./ Si el juego de la vida te ha dolido,/ ¿Por qué jugar de nuevo?".

Pero su encanto lírico se sustancia tierno y sugerente de formas y de tonos, se remansa en una evocación siempre grata y esperanzadora. Así en un soneto dodecasílabo de singular belleza que empieza así: "A la sombra de tu luz, niña morena,/ mi ilusión se desbarata en tu sonrisa./ A la sombra circular de yerbaluisa,/ a la sombra triangular de yerbabuena". Poemas de Juan Carlos de Lara que nos han rejuvenecido, que nos han traído la memoria del tiempo claro… Del tiempo recobrado. Casi como con Marcel Proust "en busca del tiempo perdido".

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