Especial 40 aniversario de Huelva Información

José Luis García-Palacios Álvarez

Presidente de la FOE

Inversión, infraestructuras e industrialización para Huelva

El desarrollo de nuestra provincia tiene unas potencialidades inmensas y bien merece la pena seguir intentándolo

Inversión, infraestructuras e industrialización para Huelva

Inversión, infraestructuras e industrialización para Huelva / Alberto Domínguez

LAS circunstancias me inclinan a iniciar este artículo expresando mi sincera felicitación al diario Huelva Información por estos 40 años de singladura, consolidando así un proyecto empresarial que nació en la propia FOE y que el tiempo llevó, afortunadamente, a manos del Grupo Joly. Es natural, por tanto, que nos sintamos profundamente satisfechos por el desenvolvimiento de nuestro periódico, que es como lo sentimos. Al mismo tiempo, y con la misma intensidad, quiero destacar nuestra gratitud a todas las personas que han compuesto el equipo humano del periódico, la verdadera alma de lo que podemos considerar como 40 años de ejercicio profesional con nota media de sobresaliente.

Desde que en aquellas lejanas fechas un grupo de cualificados y valientes empresarios impulsaron este diario, respaldados en el origen por la FOE, hemos caminado en paralelo, defendiendo los intereses generales de nuestra provincia en todo momento, como así se ha venido reflejado en estas mismas páginas.

Pocos territorios pueden presumir del amplio y variado abanico que configura nuestra economía, donde una sólida industria química, básica y energética la convierte en el primer centro de tales características de Andalucía y el segundo de España, tras Tarragona. Se combina ésta con una dinámica y pujante agricultura de primor que hace posicionarnos como el primer exportador mundial y segundo productor de frutos rojos para consumo en fresco a nivel global, pasando además por un sector turístico y de servicios en auge, contando a día de hoy con importantes cadenas hoteleras que han sabido acomodarse entre nuestros excelentes recursos naturales, hecho diferencial turístico de nuestra provincia.

Como complemento, la pesca fresca de nuestro litoral y la calidad empresarial de nuestras empresas pesqueras, hace de Huelva el más importante puerto marisquero de España; o la minería, que la convierte en una zona emergente con los más importantes yacimientos de la región que dan movimiento, entre otros, a una actividad portuaria que se abre paso entre los primeros puertos del panorama nacional e internacional. Todo ello conviviendo con conocidos entornos naturales, que ocupan más de un tercio de nuestra superficie provincial, siendo el Parque Nacional de Doñana el más conocido, pero sin olvidar la incomparable Sierra de Aracena y Picos de Aroche, donde se produce el mejor jamón del mundo bajo el amparo de la DOP de Jabugo, que junto con los vinos del DOP Vinos del Condado, brindan unas excelencias productivas únicas en calidad y respeto medioambiental.

Esta descripción a vuela pluma no puede hacernos esconder una realidad y es que Huelva es empujada por un motor a dos velocidades distintas: uno de mayor ritmo y dinamismo, el descrito, el que surge del esfuerzo de la iniciativa privada, amortiguadora de un escenario que podía ser mucho peor; y otro que actúa en ocasiones a modo de ancla, y que no es otro que el derivado de la ausencia de inversiones públicas generadoras de economía, iniciativas que pudieran aportar algo de seguridad y confianza a posibles inversores foráneos e incluso autóctonos, siendo ésta la parte que corresponde a quienes tienen en sus manos las responsabilidades de los distintas administraciones, principalmente Gobierno central y autonómico.

A pesar de contar con todas estas excelencias cabe preguntarse entonces dónde está el freno y porqué nuestra provincia no está en el furgón que le corresponde. Y nosotros lo sabemos: necesitamos inversión, infraestructuras e industrialización.

Sobre la inversión, todos los estamentos sociales deberíamos trabajar por construir un proyecto de sociedad en la que se cuente con un entorno competitivo favorable a la actividad empresarial, que lo valore y lo aprecie porque la empresa no es un problema, la empresa es la solución. Ignorar la figura del empresario es muy dañino para la sociedad, porque se anula a los más eficientes protagonistas que pueden crear puestos de trabajo y bienestar generalizado.

Más empresas, mejores y más grandes, más innovadoras y competitivas, internacionalizadas, que paguen impuestos y que creen empleo, no hay otra fórmula posible.

Cuesta trabajo entender que la sociedad se empeñe en reclamar, con toda el derecho y razón, más médicos para nuestros hospitales, más profesores para nuestros colegios, más científicos para los centros de investigación o más policías en la calle y sin embargo no se haga apología sobre la necesidad de rodearnos de más emprendedores, que serán futuros empresarios y con responsabilidad. Ambas cosas están íntimamente ligadas, pero lo prioritario es generar para poder exigir, huyendo de lo que pudiera entenderse como una sociedad que aspira principalmente a una conciencia de subsidio.

Sobre las infraestructuras todo se ha dicho ya, pero nada se ha hecho en este sentido, ya que seguimos con una deficiente red de carreteras, sin ningún tipo de conexión de AVE, con una lamentable red ferroviaria de poca y penosa maquinaria que llega con retraso a su destino; con una dilación inexplicable ante la posibilidad de que un inversor privado pueda construir un aeropuerto; sin la dotación de los recursos hídricos necesarios con los que responder a las necesidades empresariales y de consumo humano, o sin la red energética que precisa la industria.

Y por último, la necesaria industrialización. Actualmente, en los países más avanzados la industria es la actividad que origina, en buena parte, su competitividad a largo plazo y promueve el desarrollo. Su efecto tractor hacia el resto de sectores, el tipo de empleo que genera, su capacidad de innovar y de extender a tecnología que aplica a toda la sociedad, hace de ello una actividad puntera esencial para el crecimiento económico de cualquier economía.

Soy optimista ante nuestras oportunidades y creo sinceramente que el desarrollo de nuestra provincia tiene unas potencialidades inmensas y bien merece la pena seguir intentándolo con un papel activo de todos los agentes afectados, no sólo del sector empresarial, sino también con trabajadores y sindicatos, aunando voluntades para que las administraciones públicas orienten su atención a una provincia que merece la pena apostar plenamente por ella, tal y como deben hacer los representantes políticos de nuestra provincia, cuya responsabilidad en su labor se la adeudan a sus conciudadanos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios