Hay que reconocerle, a Jordi Évole, un instinto periodístico sobresaliente. La relación de invitados a sus entrevistas lo atestigua. Por ello el reclamo de Macarena Olona de seguro que ha elevado su audiencia habitual, y mucho. Yo confieso que me senté delante del televisor con la seguridad de que vería lo insólito. Insólito pero no inquietante. Lo personal de la ex política de Vox (¿?) era lo menos significativo, las adicciones de su padre, por ejemplo, no me interesaban para nada, pero sus silencios, sus espacios en blanco y su burladero sobre las cuestiones peliagudas (no sólo económicas), que estaban siendo investigadas por la fiscalía como materia penal, eran introductorias a lo que me pareció inquietante, esto es, la existencia de una realidad oculta que dirigía la política de Vox y las simpatías francamente nazis de algunos dirigentes, así como la existencia de organismos de gran opacidad de naturaleza ultra católica que pretenden imponer su visión del mundo a los españoles. Lo nazi como forma política yo pensaba que era un documental en blanco y negro de alguna plataforma de la televisión de pago. En lo de Évole, Macarena Olona, entre sonrisa tímida o silencioso gesto de asentimiento o sorpresa, lo dio a entender o, cuando menos, abrió la hipótesis. Qué rapidez de acontecimientos lo de esta mujer, ahora presumiblemente amenazada por algunos de sus ex compañeros de partido, eyectada de Vox tras su campaña andaluza, el gran fracaso electoral del Santiago Abascal, a quien llamaba Santi todo el tiempo. Puede que haya sido la entrevista más difícil, por el poco jugo que pudo extraer Évole, que haya hecho el sagaz periodista catalán, "me va a estallar la cabeza" creo recordar de dijo en un momento de "bloqueo", porque Olona no dejaba ni un resquicio hacia donde quería llegar el entrevistador, era el hermetismo, el autocontrol total. Como digo, con una sonrisa tímida, un voz meliflua, una mirada de sorpresa y de temor. Se trata de un partido -Vox- que ha obtenido una buena cosecha electoral, de varios millones de españoles, no debemos olvidar el dato. O sea, ¿qué parte real de España participa de lo apuntado por Macarena Olona, estaría dispuesta a seguir esa bandera? Ya digo, inquietante este metalenguaje, inquietante esos portavoces, esas políticas que, en parte, llegan desde espacios ocultos, personas desconocidas, secretos lugares más allá de España. La noche del domingo seguro que a algunos españoles bienintencionados se les cayó la venda de los ojos. No estamos seguros, nuestra geografía alberga, puede albergar, una hidra pestilente que intenta entrar hasta las cocinas de nuestras casas. No imaginaba yo el relato que ha construido la ex candidata a la Junta de Andalucía.

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