El día de hoy es el día de las bromas, de las inocentadas, de los muñequitos de papel colgados en la espalda. Es el día en el que los medios de comunicación dan noticias falsas y los oyentes, lectores o espectadores las buscan con interés para desenmascararlas: Sepan los lectores de este periódico que Messi, una vez que ha ganado el Mundial ha decidido acabar su carrera deportiva en el Recreativo de Huelva, que el Concorde ha aterrizado en la explanada de las Colombinas y que se ha descubierto a un extraterrestre comprando un refresco en el Holea...

Vivimos una época en la que confundimos la verdad con la mentira, los bulos corren por las redes sin control y la realidad, a veces propicia noticias que parecen inocentadas. Esta semana hemos visto cómo el Tribunal Constitucional ha impedido una votación en el Senado, cómo la Comunidad de Madrid ha realizado una campaña para que demos propina y así los camareros puedan cumplir sus sueños. Durante este año también hemos asistido al cambio de postura sobre el Sahara del gobierno "progresista" español y a las muertes de inmigrantes en Melilla, mientras los gobiernos de España y Marruecos se lavaban las manos y, todo esto, por no hablar de las discusiones de la ley trans o del follón que se ha formado con la Ley del solo sí es sí. Si quieren más: el Consejo General del Poder Judicial lleva con su mandato caducado desde hace cuatro años y no hay manera de renovarlo. El PP pone pegas y el gobierno no termina de encontrar una solución válida. Al lado de estas noticias reales, las redes nos hablan del peligro de la inmigración, de gobiernos socialcomunistas, de falta de legitimidad del Congreso, de dictaduras encubiertas, de la destrucción de la cultura cristiana y de lobbys feminazis…

Vivimos más informados que nunca y más desinformados. La realidad y la ficción se confunden. Y en este día de inocentadas, bueno será que nos miremos las espaldas por si acaso llevamos el dichoso muñequito colgado de ellas. Bueno será que luchemos contra las falsedades porque tienen poco de bromas. Más bien parecen una manera de destruir la convivencia, una forma de legitimar el autoritarismo, de desprestigiar la democracia y tratar de que se instale en nuestra sociedad la idea de un gobierno fascista que sirva los interés de las grandes corporaciones financieras y de los grandes lobbys mediáticos Ojo avizor, ya va siendo hora de desemascarar tantas mentiras interesadas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios