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Fernando / De La / Torre

La Huelva cateta

28 de marzo 2011 - 01:00

SIN ánimo alguno de hacer propaganda, porque no lo merece y es más porque me parece una aberración, no puedo dejar de escribir hoy sobre una página de internet que bajo el honroso titulo de 'La Huelva cateta', pretende coger la bandera de la vanguardia, el progresismo, la intelectualidad y no se que más adjetivos añadirle, en esta tierra. Por lo visto éstos señores y señoras que escriben (supongo lo de señores y señoras, porque como lo hacen desde el anonimato más cobarde y ruin, cualquiera sabe), son la élite de la ciudad. Los salvadores de una Huelva que cae en la tristísima torpeza de emocionarse con sus tradiciones, de enorgullecerse de lo suyo, de sentir como un regalo de Dios (perdón por la catetez), el ser onubense.

Porque es verdad, ¡qué leches!, es una catetada auténtica creer en Cristo, defender por encima de todo tradiciones hasta cuatro veces centenarias, contribuir a que un paisano pase delante de un paso, iglesia o monumento y se emocione y estalle en él un sentimiento cristiano o simplemente de afecto y apego a una cultura del pueblo, cateto, eso sí, pero del pueblo.

Pues miren ustedes señores vanguardistas, progresistas, artistas y todo lo que contenga istas, un servidor al que citan con nombre y apellido en esa página sin la cual estaríamos perdidos los choqueros, se siente cateto, pero que muy cateto, pero orgullosa e irremediablemente cateto, cuando está loco por ver la primera cruz de guía ponerse en el dintel de un templo para comenzar la Semana cateta de sus sueños. Este cateto sabe soñar y vibrar de alegría cuando estalla su semana mayor, a éste cateto se lo enseñaron otros catetos que a la vez lo aprendieron de otros catetos y así como a ustedes, salvadores de la vieja Onuba, (¡ah! no que eso es también cateto), bueno entonces salvadores de vuestra propia vergüenza, que no de la de Huelva, os parece una catetada, igual deberíais de preguntar a vuestros mayores, que no se por que me da a mí, que igual también son unos catetos.

Este cateto desearía compartir sin embargo sus catetadas con ustedes, por que estoy seguro que más de uno de ustedes es también cateto, por que hijos míos, lo de los genes parece ser una verdad como un templo.

¡Qué cateta una noche estrellada con un paso de palio iluminado, entre azahares al son de una marcha cofrade!, ¡qué cateto un paso de Cristo rompiendo las calles con imponente son!, ¡qué cateto el dolor acompasado de una saeta!, ¡cuantos catetos en torno a una cofradía en un barrio cualquiera!, ¡ y los de las cuatro de la mañana! ¿no son catetos esos?... pues sí, pero yo quiero entonces ser cateto, porque por lo visto querer a tu tierra y respetar sus tradiciones es según estos versados de la intelectualidad más profunda y de vanguardia una soberana catetada. Pues como dicen por ahí, pa gustos los colores, pero mucho me temo que somos más los catetos, ¡y a Dios Gracias, a mucha honra!

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