José María Segovia recoge su Medalla de Andalucía.

José María Segovia recoge su Medalla de Andalucía. / Europa Press

Desde pequeño me enseñaron que ser agradecido es de bien nacido. Y siempre he procurado seguir este sabio consejo Hoy lo hago en nuestro querido periódico Huelva Información gracias la libertad que me da, llena de amistad, Javier, su director.

Hace unos días a las seis y media de la tarde recibo una llamada telefónica, inesperada, que me causa una gran sorpresa. El Presidente de la Junta de Andalucía, personalmente, me comunica que reunido el Consejo han acordado concederme la Medalla de oro de Andalucía. Me quedo sin palabras que responder. Nunca esperaba tal honor. Juanma Moreno cercano y afectivo me da la noticia y mantenemos una cordial conversación que nunca olvidaré.

Con mi agradecimiento al Presidente y a los Consejeros, lo uno también a los representantes de la Junta en la provincia de Huelva y acepto la invitación para recogerla oficialmente en Sevilla en el acto tradicional y solemne del teatro de la Maestranza .

Para quien ha pasado su vida profesional entregado a tareas siempre en favor de nuestra ciudad y provincia y por extensión a toda esa Andalucía tan muestra, llenándola cada día de amor y trabajo a su Historia, a su tradiciones más fuertes, a las devociones religiosas y a la fe de su espíritu lleno de momentos inolvidables en el paso de los años, saber que la institución política y de gobierno mas importante de la Comunidad autonómica ha tenido esta

deferencia, cuando ya uno está en el último capítulo de su existencia, es algo que siente muy cerca y dentro del corazón.

Si hay algo bello y grande en la vida es trabajar y darse a los demás en la profesión, en una entrega constante, en el afecto y en la amistad. Esta es la línea que muchos procuramos cumplir y en ello está nuestra propia satisfacción y premio. Si además alguien lo reconoce, el agradecimiento debe ser doble, pues en el mundo en que vivimos, a veces tan vacio, nuestro espíritu siente la necesidad de llenarse de esos valore eternos que Dios puso a nuestra disposición y a veces los olvidamos.

Esta Medalla que comparto con todos mis paisanos onubenses queda unida entrañablemente a la las que me concedieron el Ayuntamiento de la capital como Hijo Predilecto de la Ciudad y el Ayuntamiento de Palos de la Frontera, como Hijo Adoptivo

Los medios de comunicación de la Comunidad Autonómica me han preguntado, con este motivo, que siento por esta concesión. A la respuesta natural y lógica del agradecimiento he añadido la alegría por transmitirle el premio a Lupe mi mujer, a mis hijos y a mis nietos en la esperanza de que ellos sigan lo que fue mi camino de trabajo por Huelva, dentro de mi línea de creyente y católico. Y como onubense, un orgullo por defender a mi provincia que siempre será una Carabela en un mar de ilusiones en busca del Descubrimiento de otro Mundo Nuevo una nueva Andalucía llena de paz, solidaridad y progreso.

El 28 de Febrero es una bandera verde y blanca que todos defendemos dentro de la unidad indiscutible y única de nuestra España, el lugar donde nacimos por la gracia de Dios y el cielo de esta tierra de Huelva que es un trozo del corazón de oro de Andalucía en que ponemos todas nuestra esperanzas para un futuro mejor siempre lleno de libertad, justicia y respeto, bajo el manto azul y blanco de nuestra Patrona la Virgen de la Cinta, que cada hora nos protege desde ese faro del Conquero que siempre nos ilumina. Gracias.

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