Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
Estamos de enhorabuena. Aunque este tipo de celebraciones nunca debieron llevarse a cabo, porque un error de hace unos años motiva esta euforia actual. La Filosofía vuelve a las aulas, a los planes de estudio no universitarios. Con ello se pone fin a un disparate. Nuestra alegría es prudente, aunque en el Congreso se haya aprobado por unanimidad. Prudente porque las humanidades agonizan, no solo la Filosofía. Y todas las humanidades deben ir de la mano, caminar juntas hacia el saber dentro de la educación.
A las humanidades no se les atiende como es debido. Desde Primaria hasta Bachillerato, pasando por la Eso. Sin una correcta planificación y sin financiación no existen los milagros. Porque no se lee, apenas se lee. Y la lectura es mucho más importante que la propia Filosofía, con todos mis respetos desde luego. Si un niño lee, tan solo por el hecho de leer, posee un conocimiento y una capacidad que suple, con creces, muchas deficiencias de sus planes de estudio. Pero ¿qué hacemos mal? ¿Qué pasa con la lectura en España? ¿Por qué en otros países existen listas de lecturas obligatorias y en este son una carga para nuestros hijos? Menudo error, o mejor, menudo disparate. Ustedes sigan con el juego de la imbecilidad.
Y a los docentes no los valoramos, ellos andan sometidos a la férrea disciplina de la Aneca (entrega de papeles sin sentido y acreditaciones a diestro y siniestro), sin apenas financiación y con los planes de estudio que les vienen fabricados de arriba. Y fabricados sin conciencia, pero con muchas consecuencias. En España la mayoría del personal es iletrado, o lo que es lo mismo: lee poco o nada. Y se ha puesto de moda estar orgulloso de ello. Y así le va a nuestra conciencia, que ha perdido, año a año, el sentido común y el sentido de la responsabilidad.
Hay que invertir en educación, pero hay que invertir mucho más, y con coherencia. Y modificar y analizar los planes de estudio para conseguir sensatez y educación. Caminamos para atrás. Seguimos caminando para atrás, y nadie pone remedio. Lo de la Filosofía es una alegría, una gran alegría que verá su recompensa. Pero ¿qué pasa con todo lo demás? ¿Queremos que nuestro país progrese? Pues a nuestros políticos el progreso les importa muy poco. Les importa más controlar la RTVE que la propia educación.
Ah, se me olvidaba, Fobiología podría ser la fobia a la Filología. A la Filología actual, se entiende, a sus erróneos planteamientos y peores consecuencias. Desde hace algunos años tengo Fobiología.
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