Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
La esperanza de vida de una mujer en España, según los datos que publica el INE, es de aproximadamente unos 86 años. La de un hombre está en torno a los 80 años. Si tomamos estos registros, comprobamos que un hombre vive en España unos 29.200 días y una mujer 31.390 días. Muchos días o pocos días según se mire porque, a decir verdad, el tiempo pasa volando y los días se suceden velozmente, muchas veces, sin darnos apenas cuenta.
Un político no es un ser. Un político no es un ser humano. Un político no es una persona. Un político es un espécimen y, como apunta la RAE: "con las características de su especie muy bien definidas". En este hecho podemos aplicar la lógica y la ciencia, la razón y la experiencia, el recuerdo y la veracidad. Un político es un espécimen.
Podríamos enumerar multitud de acciones de nuestros representantes que determinan a la perfección el uso del término en sus actos y sus comportamientos. No creo que sea necesario hacerlo a estas alturas. Todos tenemos ejemplos evidentes o, si lo desea, puede acudir a cualquier medio, y ver o leer o escuchar, sus comportamientos endiosados que los retratan como espécimen. Y da igual cual sea su ideología, me refiero a la de usted lector, ya que, hasta sus políticos representativos, aquellos a los que ha elegido libremente (de este asunto sería para hablar largo y tendido) le han engañado, y le amargan los días. Escribía Lichtenberg: "A esto se le llama en verdad colgarlo a uno del árbol de la libertad".
Nuestra gestión económica es un desastre. Hasta desde Europa nos tiran de los pelos por no presentar un plan para salvar el turismo. El turismo y en España, nada menos. Y de nuestra sanidad ni hablamos, batimos las previsiones, somos casi líderes, y a estas alturas del otoño, sin hacer acopio de material necesario en invierno. Y mientras que los profesores advierten de que cometerá una ilegalidad si permiten que todos los alumnos pasen de curso, la ministra de Educación a lo suyo, que no es lo de todos. A los especímenes les interesa más su mantenimiento y su estabilidad que la del país que representan, porque para ellos, y debido a las características de su especie muy bien definidas, el país, en sí, es lo de menos.
De los aproximadamente 30.000 días que logra vivir un hombre y los 31.300 que lo hace una mujer, la mayoría de ellos un político te amarga la existencia. Y si son dos o tres mejor ni hablamos. Porque un espécimen, como decía Lichtenberg, tiene: "Una auténtica cara de requisitoria".
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