La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

España no da para más

Quienes ayer se presentaron no inducen al entusiasmo, salvo a sus partidarios acérrimos. Pero es lo que hay

Escribo cuando aún no se conocen los resultados. En estas páginas encontrarán ustedes opinión fundamentada en la reflexión sobre el horizonte hacia el que los ciudadanos apuntaron ayer. El resto quedará en manos de los partidos que han de gestionar los votos en forma de pactos. Cinco alternativas, y de ellas tres con posibilidades de presidir el Gobierno, se les ofrecieron ayer por primera vez a los españoles. Si fuera cierto que el bipartidismo ha quedado atrás -o que a estas alturas nadie puede afirmar con certeza y personalmente no me parece ninguna ganancia en calidad democrática y eficacia en la gestión- sería conveniente ir pensando en un modelo con segunda vuelta. Porque es el que más opciones da a los ciudadanos de elegir. En una situación multipardista el sistema español resta capacidad de decisión y rectificación a los ciudadanos al dejar la política de pactos en manos exclusivamente de los partidos.

La segunda vuelta permite que los pactos sean en gran medida establecidos por los votantes a través de la concentración de votos en quien resulta, no la opción favorita votada en la primera vuelta, pero sí la menos mala. Y recuérdense las famosas palabras de Churchill: "Muchas formas de gobierno han sido probadas y se probarán en este mundo de pecado e infortunio. Nadie pretende que la democracia sea perfecta u omnisciente. En verdad, se ha dicho que es la peor forma de gobierno excepto todas las demás formas que se han probado".

Son palabras pronunciadas en 1947 en el Parlamento de un país que no ha conocido una dictadura desde los lejanos tiempos de Cromwell, dos años después de haber vencido a otras formas de gobierno -fascismo y nazismo- y justo cuando se iniciaba la Guerra Fría frente a otra forma de gobierno -comunismo- de las muchas que la Europa continental sufrió a lo largo del siglo XX (la Occidental entre 1922 y 1945, la Oriental entre 1917 y 1990 y España entre 1939 y 1975) en una búsqueda de formas de gobierno más "perfectas" que la democracia que causó millones de muertos y decenios de opresión.

En política no se trata de lo perfecto sino de lo mejor posible (o lo menos malo) en las circunstancias que sean dadas y los partidos y políticos con que se cuente en un momento concreto. Quienes ayer se presentaron no inducen al entusiasmo, salvo a sus partidarios acérrimos y acríticos. Pero es lo que hay. Y salga lo que salga sí nos representarán.

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