Surcos nuevos

Jaime De Vicente Núñez

La 'España' de Salvador de Madariaga

24 de julio 2012 - 01:00

POR estas fechas veraniegas suelo recomendar a los lectores alguna lectura, no necesariamente relacionada con la actualidad editorial. En esta ocasión, mi admiración por su autor, Salvador de Madariaga (La Coruña, 1886; Locarno, Suiza, 1978), está basada en una calidad intelectual y literaria, que le permitió abordar con éxito los más diversos géneros: periodismo, poesía, novela, teatro, ensayo, historia… Reconozco que esa admiración también tiene como fundamento subjetivo, salvando evidentes y enormes distancias, algunas coincidencias biográficas: la condición de hijo de militar, los estudios de ingeniería, la afición por las humanidades y el europeísmo compatible con la pasión por España, acentuada en su caso por el destierro de cuarenta años del franquismo.

Se ha dicho de Madariaga que fue celta por origen, español radical y europeo por vocación. En 1973 se le concedió el prestigioso Premio Carlomagno por sus servicios a la causa europea y su defensa de la libertad y de los valores éticos. Su persona y su obra ejemplares, no suficientemente conocidas, han sido recordadas el pasado mes de mayo, al cumplirse cincuenta años de la reunión de opositores a la dictadura, que él promovió en Munich en el marco de un Congreso del Movimiento Europeo, propiciando el diálogo entre demócratas, del interior y del exilio, de todo el espectro político español. El régimen reaccionó como era de suponer y denominó a la asamblea el Contubernio de Munich. Este episodio supuso un significativo paso en la reconciliación de las dos Españas y es rememorado durante este verano con una exposición bien documentada en la Casa de América, de Madrid.

España, ensayo de historia contemporánea, como reza su subtítulo, parte de la tierra y el origen de los españoles para centrarse en el acontecer de los siglos XIX y XX. Constituye una excelente lectura en estos tiempos de tribulación, aunque mucho mejores que los de otras etapas de nuestra historia, que podrá permitir al lector atento un saludable distanciamiento de los problemas actuales, prestándole una perspectiva que le ayudará a afrontar con esperanza el futuro. Sabiduría, amenidad e imparcialidad comprometida son para mí sus principales cualidades. Termino con una cita: "La enseñanza y la educación, junto al desarrollo económico, son el modo de refrenar el individualismo del español, su rasgo más típico, y de que adquiera la virtud sin la cual no es posible una vida política sana: la solidaridad".

Todo un programa.

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