Entre dos orillas

Juan A. Romero

jaromero@paginasdelsur.com

Elogio a un día del fandango coral en toda Huelva

Muy loable y acertada ha sido la iniciativa, partida desde la Diputación Provincial, de reconocer con una declaración institucional el 13 de junio como Día del Fandango en la provincia de Huelva. Una reivindicación que algunos aficionados y periodistas venían reclamando desde hace ya algún tiempo, y que supone un justo reconocimiento para un cante que está intrínsecamente ligado a nuestra identidad onubense. Bienvenida sea esta iniciativa que tiene su carta de naturaleza en el día de San Antonio, coincidiendo con la fecha de nacimiento del mayor exponente de este cante, el inigualable Paco Toronjo; sin olvidar también que esa jornada del santoral festeja la onomástica de Antonio Rengel, otro de los considerados padres del fandango, junto a Rebollo y Paco Isidro.

Este primer año tendrá a Alosno, cuna de tan genuino cante, como epicentro de una celebración que debe servir de precursora para ediciones venideras a las que se debieran adherir muchas más entidades privadas, instituciones públicas, peñas flamencas, artistas, universidad, escuelas y academias de cante, baile y la sonanta, así como el resto de aficionados, al objeto de celebrar de una manera más coral y completa este día. Debiera instaurarse ya como una fiesta popular en cualquiera de los puntos cardinales del mapa de Huelva, sumándose también por supuesto la capital a este evento. Esta declaración no hace sino refrendar la reciente inscripción del fandango por parte de la Junta en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía como Bien de Interés Cultural, por reconocerlo actividad de interés etnológico, dado su carácter patrimonial y cultural.

La Diputación, a partir de ahora, tiene el reto de impulsar esta simbólica jornada para dotar de mayor valor cultural, musical y antropológico a este cante antaño tan desdeñado por lo jondo, a fin de poner en valor toda una gavilla de variantes de fandangos que son santo y seña de los distintos municipios de las cuatro comarcas.

Ese día no debe quedarse solo en lo trivial de organizar espectáculos en los que actúen artistas consagrados sobre un escenario. Hay que invitar a salir a calles y plazuelas para simplemente entonar fandangos, ya sean valientes de Alosno, Huelva, Encinasola, Calañas, Cabezas Rubias, Valverde, etc., de cané alto o bajo y al aire del cantaor o cantaora que más guste, como lo cantaban nuestros abuelos o como se canta hoy. Que resuenen cientos de rasgueos en las bajañís para que su eco retumbe y se difunda este reconocimiento allende nuestras fronteras. Y que el duende del fandango tome la calle.

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