Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
Muy mal tienen que estar los dioses para permitir que tantas brutalidades nos acompañen. Un cúmulo de barbaridades que se encuentran a nuestro alrededor sin que, aparentemente, podamos dar soluciones concretas. Y decimos lo de los dioses porque los inicios de algunas obras de Homero, de Hesíodo o el propio Fausto de Goethe, comienzan con algo así como que todo lo que ocurre en lo sublime, aquello que se escapa del conocimiento limitado, tiene su reflejo en la tierra, en nuestro mundo. Y ya puestos, contemplamos la desgraciada situación de Grecia tras el fin del rescate, de Venezuela con un bolívar que dispara la pobreza, de Estados Unidos donde por fin el abogado de Trump se ha declarado culpable y sacude a la Casa Blanca, o en nuestra España que comienza la lucha entre los defensores y opositores al lazo amarillo. Y podríamos seguir.
Sí, las cosas andan revueltas en este planeta. Es como si un cóctel se agitara sin piedad ni compasión, y nos llevara tan solo a la desaparición por completo del sentido común que tanta falta nos hace en los momentos en que los dioses nos abandonan al libre albedrío. Grecia tiene compromisos de ajuste hasta el año 2060, y su PIB ha perdido un 25%. Lo de Venezuela es de juzgado de guardia: pobreza, hambre, éxodo. Cohen, abogado y hombre de confianza durante diez años de Donald Trump, se ha declarado culpable de múltiples cargos de evasión de impuestos y fraude bancario. Veremos la salida del presidente de juguete de los norteamericanos. Hasta Costa Rica ya no es lo que era.
Y lo de Cataluña comienza a preocupar mucho. No ya por los lazos amarillos que no van a ningún sitio y a todos a la vez, sino por el clima de crispación y violencia (la violencia sin daño físico también es violencia) que se está generando. Al president Torra se le está poniendo cara de Maduro. Se ha empeñado en destruir, en gastar lo que no es suyo, y en convencer a una panda de ignorantes de que ellos son la secta buena. Por ejemplo, el restaurante Nova Font Blanca de Lleida ofrece en su carta platos tan sugerentes como "Guardia civil andaluz a la brasa" o "Manos de fiscales y jueces del Constitucional a baja temperatura". ¿No creen que nos estamos pasando varios pueblos? Y a todo esto el señor Sánchez sigue sin actuar.
Cuando descubres la realidad dejas de engañarte. Pero parece que el ser humano no desea contemplar la realidad, tan solo su realidad, y eso es un error ya que la realidad es una, y la estamos destruyendo en favor de nuestros intereses.
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