Díaz Trillo, Poesía versus Política

Surcos nuevos / por donde el agua de los sueños corra en manantial / hacia esa losa leve de la verdad vencida

La semana pasada anunciaba que este artículo trataría de la antología Donde da la vuelta el tiempo, de José Juan Díaz Trillo. Vaya por delante que, desde mi condición de aficionado a la literatura con las carencias que se suponen -en mi caso con toda justificación- a los que somos "de ciencias", opino que Huelva en estos tiempos vive una plétora de poetas y, entre ellos, al menos tres, están a la altura de los más grandes del país. Uno de ellos es Díaz Trillo. Una amplia muestra de su producción, a lo largo de cuarenta años importantes de la historia de España, se recoge en la antología con la que la editorial Versátiles inicia una colección que lleva un nombre revelador: Ni un verso atrás. El autor ha querido que el libro se inicie con su creación más reciente, inédita hasta ahora, el poema Campo de la verdad, paradigma de poesía política, en el que vuelca sus vivencias parlamentarias, como ya lo hiciera en narrativa con la novela Cándido en la Asamblea, y proclama su decidida fe en la democracia que, por vulgar e imperfecta que sea, "Nunca acaba. Nunca acaba. Nunca acabe".

Continúa con poemas del también inédito Llanos de la belleza, en el que encuentro unos preciosos versos, que nada me impide traducir como un guiño a esta sección: "…labre en tu corazón grietas seguras, surcos nuevos / por donde el agua de los sueños corra en manantial / hacia esa losa leve de la verdad vencida / solo por esta luz". Al lector poco avezado, como yo, en la lectura de poesía, le aconsejaría el poemario El café de los tristes, escrito al filo del cambio de siglo con un lenguaje bien asequible, en el que encontrará, por ejemplo, "España, una canción. 1898-1998", en la que convoca a "sus voces más finas / las más esperanzadas: / las del norte y del sur, / del este y del oeste, / sus voces más libres, / las más desinhibidas."

El conjunto de la completa antología no es un libro "para devorar", como alguien dijo con voluntad de elogio. Yo pienso que debe leerse y releerse pausadamente, paladeando cada verso como si de un bocado exquisito se tratara, descifrando claves y percibiendo formas comparables a la abstracción pictórica: es la mejor manera, creo, de disfrutar del placer de su lectura con cada avance descubridor. Leer Donde da la vuelta el tiempo es, en suma, acompañar al poeta en su viaje de compromiso social y estético, en su dialéctica hegeliana entre poesía y política.

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