Día tercero

Domingo, 20 de enero. San Sebastián, el Patrón, en la calle, el Recre jugando, el Atletic Onubense, también y yo no se cómo repartirme. Qué lío y son sólo las doce de la mañana. Llego hasta la bombonera haciéndome una pregunta: ¿dónde aparcaba antes la gente? Recuerdo que cuando estaba la plaza de abastos no había aparcamiento y ahora que la han hecho parking tampoco encuentro sitio. En fin, con más vueltas en el cuerpo que el mushasho que se tiró desde la estratosfera, entro en el teatro. ¡Problema! Se me ha olvidado la acreditación. ¿Me dejarán pasar? Padentro. Igualito que antes: si se me olvidaba la acreditación, era la excusa perfecta para no dejame pasar. Ahora todo es normal. Se hace otra y punto. Señores, ¿antes era tan difícil?

La primera comparsa en subir La Lucha, de San Juan del Puerto. Tipo reivindicativo pero mu soso. Antes de salir la segunda agrupación alguien se acercó a mi y me susurró al oído -no seas mu malo con ellos-. Por deferencia con el amigo, no seré malo; eso sí, le digo a esta persona que no me pida más sacrificios de este tipo, que me cuesta mucho no decirles nada. Bueno, pensándolo mejor lo diré: no seré malo con ellos, ellos han sido malos con todos los que estábamos allí. La tercera agrupación El mundo es nuestro, comparsa. Buen pase, magníficas letras y buena afinación. Me quedo también con el disfraz; aunque muy visto, lo llevan con mucha elegancia. Descanso para llegar hasta la actuación de la comparsa La Soñadora. Comparsa femenina donde se pudo comprobar que los nervios siempre están presentes. Buena afinación, y nada más. La serenísima. Murga de La Noria. Me gustaron. El disfraz, cortito, eh! mu cortito. Simpática presentación y destacar sus cuples. Eso es lo que se le pide a las murgas, que te hagan reir. El popurrí, magnífico cachondeo, y cante, la conjunción perfecta. Gran pase. La casa real de Paterna cerró el telón. Destacar su doble sentido.