Paso firme

Ana Vives Casas

anvives@huelvainformacion.es

Demos la vuelta al folio

Algo tan fácil como dar la vuelta a un folio puede cambiar la idea preconcebida sobre una idea o destapar en unos segundos la respuesta a una incógnita que un químico, un matemático o un científico pueden encontrar después de horas aplicando fórmulas para intentar encontrar una solución. Lo demostró esta semana el ingeniero y profesor David Calle en el desarrollo del programa previsto para la celebración del Día de la Industria en la Universidad de Huelva.

Sus razonamientos despertaron numerosos interrogantes y dejaron sobre la mesa una realidad que, de no cambiar, compromete el futuro de nuestra sociedad, el desarrollo económico y la calidad de vida a la que podemos aspirar. ¿Estamos aplicando los métodos más eficaces para formar a los jóvenes, futuros trabajadores de nuestra provincia, comunidad o país? La realidad nos hace pensar que no. Sobre todo cuando descubrimos que una mentira coge la apariencia de verdad absoluta porque el razonamiento y la lógica (que muchas veces es capaz de aplicar un niño), parecen haberse dejado de lado en la escuela. ¿Por qué no acercamos la realidad a las aulas?, ¿por qué no dejamos de obligar a ejercitar exclusivamente la memoria para aprobar un examen, y potenciamos el aprendizaje a través del razonamiento?

La formación es clave. Es la esencia para el bienestar y, entre otras cosas, facilita la igualdad de oportunidades. Y eso (menos mal) pocos lo ponen en duda.

Seamos sinceros y huyamos del mensaje interesado. Analicemos los datos, los informes sin sesgos y los estudios objetivos. Es el aviso que se lanzó una y otra vez a propósito del Día de la Industria, ante los principales representantes de la sociedad civil y empresarial de Huelva. Quizá faltaban jóvenes a los que decir que "hay que dar la vuelta al folio", que es necesario ver en la chimenea de las fábricas una oportunidad, siempre basada en datos objetivos y con un discurso actual y real. Porque lo que no parece muy normal es que después de cuarenta años, se mantenga el mismo alegato rancio de entonces, sin tener en cuenta la propia evolución de la sociedad, la implantación de modernos procesos y tecnologías, o la aplicación de nuevas exigencias medioambientales. En cuarenta años todos hemos cambiado y esa evolución también debería reflejarse en este ámbito. Además, (y aquí llega lo más importante para mí), Huelva es para muchos ejemplo de la convivencia entre industria y medio ambiente porque se han convertido en dos espacios esenciales, capaces de cohabitar gracias a las medidas de control que se exigen por la mera existencia de las fábricas. En cualquier otro lugar esa obligación no está y se traduce en menor control y posiblemente menor calidad.

Demos la vuelta al folio. Merece la pena porque descubriremos que el talento lo tenemos aquí, que sólo hay que abrir los ojos y, de verdad, potenciar las oportunidades que nos brinda nuestra tierra para prosperar.

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