El zurriago
Paco Muñoz
Me dais asco casi todos
El Recreativo tiene que espabilar o lo espabilan, ya que debe apresurarse en corregir defectos propios de pretemporada ante la flojedad y descuido en sus movimientos, entre ellos quedarse sin visión en el área rival desde hace cuatro jornadas y atrás ha abierto una filtración en su fortaleza con grietas visibles cuando en la zona dispone de los jugadores expertos y veteranos para mostrar más contundencia. Y se presenta un examen de conciencia en el Alfredo Di Stéfano tras el batacazo ante el CD Castellón, no solo por el resultado sino que el duro correctivo dejó la sensación de que el equipo de Ábel Gómez compareció atenazado por el descontrol lastrado desde la desconfianza e incapacidad de corregir errores para tomar la iniciativa.
Un equipo sin gol pierde el sentido del rumbo. El Recreativo no encuentra el hábitat adecuado que le permita la seguridad y la confianza en lo que debe hacer para desarrollar sus ideas de la mejor manera posible en la pugna por la supervivencia en Primera Federación tomando como factor los parámetros de análisis de su plantilla por muy Decano que sea y supere los 13.000 abonados, aunque anhelemos la batalla de la mitad de la tabla hacia arriba hay que pisar la realidad sin esperar un milagro.
Y llegan partidos peligrosos por su situación de incertidumbre, pero toca levantarse con respuestas contundentes. El Castilla resucitó en Mérida y Raúl González quiere afianzar su quinto proyecto entre generaciones de jóvenes dotados de talento y entusiasmo bajo el son del hispano argentino Nico Paz. El filial madridista no ha ganado en casa (dos empates encajando goles) y el Decano tampoco lo ha hecho fuera (dos empates a cero). El siempre retratado Ábel Gómez tiene un equipo engullido por el miedo escénico y le urge reactivarlo con más atrevimiento, tensión, intensidad y agresividad para compensar su desequilibrio en la visión del juego. La inmediata obligación es el presente.
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