
La firma
Antonio Fernández Jurado
¿Un país roto?
Enhebrando
Estimado sucesor: espero los mejores parabienes en el desempeño de este oficio. El mío concluye en unos días y, aparte de rememoraciones, yo ya estoy recogiendo los bártulos para que puedas ocupar tu puesto en esta oficina. Una ardua responsabilidad por delante. Dejo en tus manos un magnífico grupo de trabajo compuesto por 365 empleados repartidos en 12 departamentos (ellos saben cómo organizarse, pero que ninguno pase de 31 miembros, eso nunca). Tú limítate a la gestión del tiempo, a cumplir con tus plazos, en eso consiste nuestro trabajo. Muchos te achacarán los diferentes hechos que tengan lugar en tu quehacer, especialmente los malos. A mí algunos me despiden ahora con ansia, como si existiera una relación, una causa-efecto, entre lo que hacemos y los acontecimientos que rellenan las horas. En fin, gajes del oficio.
Serás el membrete y la cabecera de muchos informes, y no tengas celos si al principio te confunden conmigo, es algo habitual en las primeras sesiones. Cuestión de tachón y práctica. Sé especialmente condescendiente en este aspecto con los escolares, bastante tienen con los innumerables borrones que tendrán que hacer. Tampoco te sorprendas por el recibimiento que te darán con el personal alborozado entre abrazos y besos, trajes de gala en muchos casos, restos aún de uvas en la comisura de los labios, y botellas de espumoso. Es una fiesta de bienvenida ya tradicional. Tampoco tengas muy en cuenta la programación televisiva de esa noche, no es que mejore después pero al menos no será tan estridente.
Otra cosa que te vincularán son las palabras. Hace poco han recapitulado las que al parecer me corresponden por su uso o cuasi descubrimiento. Como una colada que no es de ropa sino de volcán, al igual que el término fajana. Alguien de las esferas cibernéticas nos ha traído el metaverso, que tiene poco de poesía. A mi predecesor le tocó el coronavirus y la pandemia con sus derivados, y a mí la vacuna. Esperemos que tú heredes su olvido. También sigue subiendo la cotización del megavatio, auguro tristemente que seguirás escuchando de esto. Ojalá, en lo venidero, te corresponda un agradable diccionario.
En fin, querido amigo, el presente y el futuro son tuyos, el pasado ya es cosa de tus predecesores. Seguro que regalarás de ti cada día, te irás deshojando, y al final la balanza tendrá rebosante el lado alegre. Y ya que otros te cuenten lo de los dos patitos. Me despido hacia mi jubilación que me dan las uvas.
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