Efectos de la quema de contenedores.

Efectos de la quema de contenedores. / Josué Correa (Huelva)

Hay personas que, por ilógico que parezca, parecen disfrutar destrozando el mobiliario urbano. Deben de pensar que por tener éste un carácter público tienen todo el derecho del mundo a hacer con él lo que le plazca, causando con sus incívicas acciones, ni que decir tiene todas un sinsentido, un coste económico añadido al que todos debemos hacer frente a través de nuestros impuestos. Lo público no es gratis, lo costeamos los ciudadanos, de ahí la importancia de una mayor concienciación ciudadana sobre el cuidado y conservación de los espacios e infraestructuras públicas de la ciudad, que son de todos y tienen que cumplir una función para el buen transcurrir del día a día, una concienciación ciudadana que debería comenzar desde la más tierna infancia en los hogares. 

La quema de contenedores en Huelva es una práctica que se está dando, con una frecuencia que resulta preocupante, por parte de algunos individuos que actúan amparándose en la oscuridad de la noche, son actos que se están produciendo en distintos puntos de la urbe y que alarman a los vecinos, ya que no sólo arden los contenedores, las llamas pueden afectar a los vehículos que están aparcados en las proximidades, además de causar daños en calzadas, acerado y fachadas de bloques de viviendas, afectando fundamentalmente, en lo que respecta a la propiedad privada, a las persianas de las ventanas, que acaban curvándose, y a todo aquello que haya en los balcones. 

Actos vandálicos que obligan a movilizarse a efectivos y medios del Parque Municipal de Bomberos, con el consiguiente gasto económico que ello conlleva. A esto se une que reponer cada contenedor supone económicamente 1.200 euros. Entre los daños colaterales de la quema de contenedores se encuentra la ruptura en la cadena de reciclaje, debido a que los contenedores de vidrio, envases ligeros y de papel que arden en las llamas, ya que se queman todos los que componen la denominada isla, no se reponen de inmediato. Se tardan días en sustituirlos, de manera que el ciudadano que suele reciclar, que separa los residuos y utiliza cada uno de los contenedores: el verde, el amarillo y el azul, se encuentra que ahora no tiene donde depositar los papeles y cartones, los vidrios ni los envases ligeros. La inmediatez en la sustitución de estos es fundamental en estos casos.

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