Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
LA Real Academia define la palabra connivencia como el disimulo o tolerancia en el superior acerca de las transgresiones que cometen sus subordinados contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven. En un Estado de Derecho se supone que es la Administración competente la que somete al designio de la ley y el marco normativo, en sus múltiples expresiones, a todos los sujetos, ya sean físicos o jurídicos. Cuando la Administración realiza dejación de funciones se produce una confusión en la que ya no se sabe quién es el regidor y quién el que debe acatar las leyes. Las multinacionales españolas, herederas de los antiguos monopolios estatales, hicieron ricos a unos pocos, bien posicionados en el momento oportuno, y todas han conseguido la expansión a base de mantener las mismas prácticas de cuando no había eso tan falso llamado libre mercado, esto es, posición dominante y abuso. Las compañías eléctricas controlan un mercado que es de todo menos libre y han logrado un poder que trasciende a cualquier representante elegido por los ciudadanos. ¿Alguien ha conseguido una tarifa realmente a la baja de su factura comparando empresas? No conozco a nadie. El recibo está lleno de peajes, cánones, privilegios y encomiendas. Se ha penalizado la energía renovable y el autoconsumo y arrastramos un monstruoso déficit de tarifa que aún no soy capaz de entender, por mucho que me lo hayan explicado. Ahí legisladores y administraciones siempre han actuado a sus órdenes. Aquí en Andalucía hemos vivido con desazón cómo un alto funcionario ha visto entorpecido su trabajo hasta el hostigamiento, para que dejara prescribir una sanción a la eléctrica hegemónica en la comunidad, de más de seis millones de euros.
Seis millones de euros que la Junta no se atrevió a reclamar por la manipulación de la facturación de los recibos de cuatrocientos mil andaluces. Conozco expedientes administrativos de reclamaciones de diez céntimos que no se han dejado pasar en autoliquidaciones, y, fíjense, la Junta no reclama una presunta estafa tan abultada.
Volkswagen ha indemnizado a cada comprador en Estados Unidos con cinco mil dólares y la posibilidad de poder devolver el coche diesel trucado, además de hacer frente a una multa federal de quince mil millones, en Europa ni lo uno ni lo otro. Claro que son sólo ejemplos. Seguro que la connivencia debe ser otra cosa y yo ando despistado.
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