Quién controla a las compañías eléctricas, quién vela por los intereses de los ciudadanos, por su defensa ante los abusos que cometen algunas de estas empresas. Deberían estar las administraciones competentes más pendientes de asuntos de esta índole, que traen de cabeza a más de un usuario que se ve impotente ante una situación que le supera al ver que sus reclamaciones caen en saco roto y no se solucionan sus problemas o estos tardan en solucionarse.

¿Hay algún tipo de seguimiento por parte de las administraciones de las reclamaciones que se realizan a estas empresas vía interna? así como de los motivos de las mismas para evitar, en el caso de que atenten contra los derechos del consumidor, que vuelvan a suceder.

No se debería dejar que estas empresas actúen a su libre albedrío, que siempre intenten salirse con la suya y que sean los ciudadanos los que al final terminen pagando los desaguisados, que se vean obligados a acudir a la justicia porque la vía que se le ofrece en estas compañías, teléfonos de atención al cliente y las correspondientes direcciones de correos electrónicos, son más un paripé que un verdadero compromiso por ofrecer soluciones rápidas y efectivas a problemas que puedan surgir en la relación con el cliente respecto al servicio que se le ofrece, algunos de ellos generados por la misma empresa: cobros indebidos, cortes de suministro sin motivo…

El ciudadano se ve envuelto en una espiral de inoperantes, en una sucesión de llamadas de teléfono a los números indicados por la compañía que no conducen a nada, solamente a sacarle de sus casillas. El cliente afectado se ve obligado a repetir una y otra vez a distintos operadores el motivo de su llamada para finalmente colgar con la sensación de que lo único que pretenden es marearle, instándole a llamar a otro número, con la intención, así todo lo parece indicar por la manera de proceder, de que desista en el intento de seguir reclamando, se dé por vencido y no tener que darle la razón.

A pesar de que hay por medio un contrato, que se debe cumplir por ambas partes, más allá del cobro de las facturas no se puede esperar mucho más de ciertas compañías eléctricas, nada más que echen balones fuera, cuando se trata de buscar una solución a una problemática que han generado ellas.

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