La otra orilla

Colgar el delantal

La dedicación femenina al cuidado es el resultado de una construcción social que subordina a las mujeres

Hoy celebramos el Día Mundial de la Mujer Trabajadora, un día que está marcado por la desigualdad permanente entre hombres y mujeres: mayor desempleo para la mujer, salarios más bajos por el mismo trabajo, falta de flexibilidad laboral para poder conciliar vida laboral y vida familiar... Este 8 de marzo también aparece marcado por la violencia machista que asesina mujeres. Hoy hay convocado un paro femenino para hacer caer en la cuenta de la situación de desigualdad en la que las mujeres se encuentran. También se proponen acciones simbólicas, entre ellas la de colgar el delantal, con la que se pretende concienciar y visibilizar un trabajo que asumen la mayoría de mujeres y que incluso ellas mismas no reconocen. Unas lo asumen en exclusiva y otras a tiempo parcial, cargando con dobles jornadas. Un trabajo necesario para la vida. Un trabajo que al no estar asalariado, queda fuera del mercado: el trabajo del cuidado familiar.

Está dedicación femenina al trabajo del cuidado no es un fruto biológico, sino el resultado de la construcción social, que posiciona a las mujeres en situación de subordinación respecto a los hombres. Ya que en esa socialización diferencial de género se consigue que esas diferencias se conviertan en desigualdades y que, además, éstas permanezcan invisibles. Así, las mujeres dedican 1 hora y 57 minutos diarios más al conjunto de actividades de hogar y familia que los hombres. El 91,9% de las mujeres (de 10 y más años) realizan tareas domésticas y se ocupan del cuidado de niños, ancianos y personas dependientes frente al 74,7% de los hombres.

Colgar el delantal implica una acción de rebeldía y de lucha, se trata de empoderar a la mayoría de mujeres que asumen la carga de este trabajo sin cuestionarlo, e incluso, sin valorarlo tal como merece un trabajo que es esencial para el funcionamiento de la sociedad. Hay que repartir el trabajo fuera y dentro del hogar. Se hacen necesarias políticas que erradiquen las causas de la desigualdad, que pongan en el centro de la vida a las mujeres para que no sean esclavas de la precariedad y las dobles jornadas. Luchemos por desterrar la violencia económica, laboral, social y cultural contra las mujeres trabajadoras, acompañemos sus vidas, sus esperanzas, cojamos los delantales, que hoy estarán colgados en las terrazas de Huelva, y compartamos el trabajo del cuidado, abramos caminos nuevos. Ya va siendo hora.

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