Cada año, tengo una cita en primavera con dos localidades onubenses que en el fervor histórico, recordando sus grandes hazañas, se unen en celebraciones de ambiente colombino.

Palos de la Frontera de un lado y Moguer a continuación, siente todo el peso de recuerdos inolvidables en su tradición descubridora de América.

El aniversario del regreso de las Carabelas es como un altar monumental que por La Rábida, la Calzadilla, la Fontanilla y la arquitectura medieval de San Jorge, se alza en una encrucijada de lugares que son monumentos de Historia.

Kilómetros rio Tinto arriba, Moguer, la Ribera, Santa Clara en el corazón de la plaza de las Monjas y el aroma de un pueblo "con la luz del tiempo dentro", vive también el sentimiento de sus aventuras más grandes en el pasado.

Cuando paseo por Moguer siento en mi fantasía el trotecillo alegre de Platero…La silueta de la Santa Clara con su velamen al viento parece resucitar por la aguas teñidas de rojo para navegar buscando mares de horizontes infinitos…La Casa del Poeta, guarda eternamente la sonrisa alegre y enamorada de Zenobia…Por las Bodegas del Diezmo Viejo el aroma escondido en los años, en bodegas familiares, se libera para llenarnos de una esencia como ninguna otra.

Es primavera. Una de esas primaveras calurosas que nos invitan a regresa al parque rabideño bajo la sombras de los pinares. Allí entre el verde de los pinos y bajo un cielo azul, con sabor de oraciones franciscanas, también la Historia nos marca el punto alfa del mayor descubrimiento que aquellos hombre de estas riberas del Tinto y del Odiel, lograron para la corona de Castilla.

Al pasar por Palos, mi pueblo adoptivo, las calles se me hacen nuevas sin perder el sabor de siempre. Aquella antigua casita que fue Hospital hoy es un pequeño océano lleno de maquetas de veleros y carabelas en un mar sin olas que invitan a contemplarla… La Plaza de España en un canto a la luz y la alegría…Todo Palos renace con fuerza haciéndolo unos de los pueblos con más potencial industrial, económico y turístico de la provincia, gracias a su alcalde, Carmelo Romero, y a su Corporación.

La torre de la parroquia, aquella donde las Reales Pragmáticas encontraron, eco en un mayo de 1492, se alza como todo el corazón palermo, que sueña con las antiguas ceremonias en la Puerta de los Novios y sigue viviendo, como en mi corazón, aquel mañana del 3 de agosto de 1992 que dejó una inscripción en el coro del templo junto al espíritu , ya permanente para siempre, de un Papa, Santo, arrodillado al pie del altar.

La primavera, llena de colores en flores que despiertan los sentidos, nos hace volar en alas de recuerdos donde todo el paisaje se abraza en un sentimiento donde no hay horas ni días, porque desde un túmulo milenario que guarda secretos de arqueología oculta, la presencia de una imagen bajo la advocación de Santa Maria, hace navegar la Carabela de una eterna devoción, que en Mayo y en cualquier momento de la vida es nuestro Milagro de devoción mas florida.

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