Poco a poco y con mucho ruido se van colando asuntos trascendentales en el debate público de este país. Todos están siguiendo el mismo guión, primero ruido interno para solventar prioridades entre PSOE y Podemos, los "coaligados", y después una dialéctica con el resto de partidos y con los medios de comunicación en general. Sea como sea, bienvenidas todas las revisiones de asuntos que afectan decididamente a las personas; ahora toca vivienda. Puedo imaginar la presión que "entre bambalinas" estarán ejerciendo los fondos buitres y los grandes propietarios para que esto no salga adelante, ya que la falta de acceso público y barato a este derecho básico es su gran negocio, pero no puedo dejar de relamerme al pensar en que por fin tendremos una nueva ley de vivienda.

La nueva norma contemplará topes a los alquileres, una regulación de zonas especialmente afectadas en las ciudades por falta de vivienda disponible y, entre otras cosas, más vivienda social. Quizás este sea el elemento central, la vivienda social, ya que somos el país de la Unión Europea con el parque de vivienda pública más raquítico, y eso evidencia el abandono y confiere protección, pero realmente hay miles de motivos para promulgarla. Ayer mismo pudimos leer en este mismo periódico que Huelva, sin ir más lejos, tiene la segunda vivienda en alquiler más cara de Andalucía, y eso implica inversamente ser la segunda ciudad que menos posibilidades de emancipación ofrece a sus jóvenes: si el alquiler consume una gran parte del salario de los jóvenes, jamás pueden ser propietarios y la perversión se retroalimenta continuamente. Ayer pude leer también como Ibrahim, un trabajador del campo con más de 15 años de campañas agrícolas a cuestas, no puede acceder a una vivienda por ser extranjero y carecer de un sueldo estable: si las personas migrantes no pueden asentarse con dignidad, siempre serán vecinos de "segunda". Ayer, también, vi en televisión a la policía en Cataluña realizar un desalojo forzoso y extremadamente violento de un piso ocupado: sin vivienda disponible y accesible no podemos juzgar como asesinos a cualquiera que quiera disfrutar de un derecho fundamental.

Repito, hay muchos motivos, que nada se tuerza para conocer nuestra primera ley de vivienda en democracia, ¡ ya la estoy celebrando ! y aún no ha nacido.

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