Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
EL mundo clásico griego y romano ha sido decisivo en la cultura y civilización de una porción importante del planeta, especialmente, en lo que con el tiempo ha devenido en llamarse la Unión Europea. Sus aportaciones son muchas, importantes y en los más variados temas, no sólo en lo que respecta a las actuales disciplinas académicas sino, también, en aspectos más prosaicos del vivir diario. En esa herencia que disfrutamos se encuentran relatos que contienen enseñanzas imperecederas. Entre las historias míticas que nos ha legado se haya la muy renombrada del Caballo de Troya, referida al artilugio, construido por Epeo el feocio, que permitió a los griegos hacerse con la citada ciudad. Aquel equino de madera considerado inofensivo por los troyanos supuso su perdición. Picaron ingenuamente al creerse que era una ofrenda a Atenea, la diosa de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa. Los aprendizajes que pueden hacerse de esta narración son varios, pero el más elemental es que con frecuencia se utilizan el engaño, la ocultación o el enmascaramiento a través de toda clase de maquinarias o artefactos que no despiertan desconfianza o, por lo menos, que disimulan las verdaderos objetivos que se pretenden; si bien, en los tiempos actuales habría que incluir asimismo a construcciones no necesariamente materiales, como son las sociedades, asociaciones, agrupaciones o similares.
Hay que admitir que el truco es bastante conocido; sin embargo, sucede como con el bochornoso timo de la estampita: que reiteradamente siempre hay un primo que cae en la trampa. Todo este proceder se ha venido utilizando en el contexto político para la consecución de determinados fines. Así, es usual la creación de entes cuyos objetivos no hacen pensar en una utilización más allá de lo que aparece reflejado en sus estatutos, pero eso queda lejos de la realidad. Se articulan para alcanzar logros específicos o apoyos en una dirección concreta, intentando no provocar rechazos y, por ello, no se desvelan las auténticas intenciones, las cuáles se revestirán convenientemente cuando proceda. Recientemente, en Andalucía, hemos asistido a un destape en este sentido de un caballito de Troya, llamado Paralelo 36 -con andalucistas, ecologistas e izquierdistas-, una plataforma que ya anuncia que va más allá de la edición de una revista digital para el debate de las ideas al integrarse en ese Espacio Plural con miras a no muy lejanas elecciones. En definitiva, que hay más de lo que decían. Como con otros casos, es bueno poner nombres y apellidos a quienes conciben la idea y construyen esos equinos del veintiuno ya que en el trayecto, con mucha probabilidad, habrán engañado, ocultado o enmascarado y a los ciudadanos y militantes de los partidos les conviene saber con los bueyes que se ara.
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