El articulista estaba deprimido. Acababa de leer los informes de Cáritas e Intermón Oxfam sobre pobreza y desigualdad y no encontraba ninguna solución que aportar a tanta desigualdad, a tanta miseria. Pensó comentarlos, pero estaba tan cansado que no le apetecía. No le apetecía escribir que estábamos viviendo tiempos tristes por el número de muertes resultantes de la pandemia, por la precariedad en la que viven los millones de víctimas del desempleo. No le apetecía escribir de los mecanismos de concentración de riquezas de los poderosos.

Tampoco quería señalar la tristeza que le producía ver a millones de personas morir de hambre, a pesar de los avances tecnológicos en la producción de alimentos, la tristeza que le inundaba el desperdicio de comida o la inquietud y la rabia que le producían ver a familias enteras moviéndose sin rumbo, desesperadas, asustadas por conflictos bélicos, étnicos o religiosos, buscando un lugar en el que vivir en paz; familias cercadas por alambradas y por policías con chorros de agua y por perros que asustan, humillan y matan.

No quería contar que la Madre Tierra está herida de muerte y que agoniza ante las agresiones que sufre. En esas estaba el articulista, sin inspiración para escribir, agonizando ante el folio en blanco, cuando observó un brote verde que salía espigado y tierno de una de las plantas que decoraban su salón. Y entonces descubrió que también en estos tiempos, en el mundo, nacían algunos brotes verdes esperanzadores.

Y comenzó a escribir sobre los jóvenes implicados en causas medioambientales, sobre las mujeres, víctimas históricas de todo tipos de violencia, que están conquistando espacios y victorias desde la unidad, sobre la lucha contra el racismo extendida y fortalecida tras el asesinato de George Floyd, sobre el freno al neofacismo en países de América Latina, en la recomposición de la izquierda y de la socialdemocracia europeas. Y se dio cuenta de que van a seguir existiendo muchas barreras en la construcción de un nuevo mundo, pero que esos brotes verdes le llevaban a participar activamente en esa construcción.

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