Brexit, ¿qué brexit

Ni antes, ni ahora, ni nunca, se ha sabido exactamente cuántos españoles están trabajando en Gibraltar

Es curiosa la repercusión de la llegada del Brexit a Gibraltar. En los telediarios y en los principales diarios nacionales, informaron y destacaron que no se había notado nada. Se fueron un sábado, un día que de por sí tiene sus peculiaridades de entradas y salidas, y se quedaron tan panchos cuando observaron que se podía pasar con el DNI. Entonces se ha llegado a la conclusión de que el Brexit no tiene tanta importancia, ni es tan grave. Algunos lo han comparado con el efecto 2000 en los ordenadores. Parecía que se iba a acabar el mundo, y la vida siguió igual.

Esa es la principal aportación española al Brexit. Ninguna. El Gobierno de Pedro Sánchez pasa de este asunto, en la confianza de que se solucionará por sus propios medios naturales. Mientras la Asociación de Trabajadores Españoles, a través de su presidente, Salvador Molina, estimaba que ya se han perdido 450 puestos de trabajo en Gibraltar. ¿De la noche a la mañana? Hombre, no, sino que las condiciones van cambiando.

Ni antes, ni ahora, ni nunca, se ha sabido exactamente cuántos españoles están trabajando en Gibraltar. Y ello es debido al sistema opaco, que funciona no sólo en el lado de la Roca y los monos, sino también en el de la Península Ibérica. Y es verdad que el Brexit se va a notar en el empleo de los emigrantes que van y vienen, y en la riqueza local. Por ello, los yanitos querían seguir en la UE, aunque predominen los que se sienten más británicos que la reina Isabel II.

Con el Brexit no podrán mantener ciertas situaciones de privilegio, que desde Bruselas serán revisadas con lupa, aunque en Madrid sigan haciendo la vista gorda. Pedro Sánchez tiene un problema, cuya magnitud ignora, no se sabe si a conciencia, o porque no sabe lo que hacer. Me refiero a La Línea de la Concepción, que es el municipio del Campo de Gibraltar que más depende de la colonia. El Gobierno no busca inversiones, no anuncia alternativas al empleo que se perderá, no intenta aprovecharse de la situación, ni tampoco asume la oportunidad para una cosoberanía pactada. Al señor Sánchez le interesa más Cataluña, y no se preocupa de Gibraltar, porque los votos de Fabián Picardo le resultan indiferentes.

Gibraltar también existe. La Línea también existe. Después de los festejos del Brexit, hemos entrado en un periodo transitorio hasta el final del año 2020. Será en 2021 cuando noten las novedades del divorcio del siglo. En La Línea, Juan Franco y los suyos deben presionar, si quieren ser la Shenzhen linense del sur de Europa; o se van a enterar de lo que vale un Brexit.

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