La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¡Bienvenida, Mrs. Modernidad cofrade!

Son en el fondo tan antiguos que compran como liebres todos los gatos que les venden los seudo modernos

Los cofrades y voceros más carcundias y rancios son los que tragan con lo que sea a condición de que les digan que es moderno o se lo parezca, aunque esté mal ejecutado hoy con estilos, conceptos y técnicas centenarias que un espabilado les vende como el no va más de la innovación, la modernidad y hasta la provocación. Son tan antiguos que les asombra, como si fuera una novedad pasmosa que representara un audaz acto de valor, que los venerables y centenarios impresionismo, expresionismo o abstraccionismo irrumpan en el universo cofrade con la misma falta de inspiración y torpeza ejecución que la de los más conservadores pegabrochazos seudoacadémicos.

Se saben tan superficial y endeblemente modernos que les aterra que se les note y se entregan sin condiciones a los artistas y a sus académicos agentes. Y aún más les aterra que les tomen por carcundias y rancios. Por eso aplauden lo que sea con tal de que no se les califique así y se apresuran a acusar de ello -no hay mejor defensa que un buen ataque- a quienes no compran la bisutería seudo moderna, ya sea porque son auténticos carcundias sin complejos que rechazan toda innovación, sea de calidad o no, o porque tienen los conocimientos y el criterio suficientes para diferenciar el grano de la valiosa creación moderna de la paja del adefesio disfrazado de modernidad.

En el fondo es una cuestión que no carece de ternura, como el dedo chico disparado del cateto que quiere parecer fino. Solo, desde luego, en lo que se refiere a los seducidos, no a sus avispados seductores -ya sean los artistas o los eruditos que los avalan- que se aprovechan de su ignorancia deslumbrada, su saber a medias, su voluntad de ser modernos y su pánico a ser considerados anticuados y apegados a la tradición. Son los Pepe Isbert víctimas de los Manolo Morán de una Bienvenida, Mrs. Modernidad cofrade o los Godofredo de Miramonte y Delcojón el Bribón de Los visitantes catapultados de la Edad Media a un presente en el que todo les asombra. Debe ser una felicidad descubrir hoy como nuevo y rompedor lo que mal copia lo hecho hace más de cien años, aplaudirlo como si fueran Baudelaire defendiendo a Delacroix o Greenberg a Pollock y tronar contra los que dicen que el rey está desnudo o que esos gatos son liebres. "Le mauvais goût, c'est de confondre la mode, qui ne vit que de changements, avec le beau durable", escribió Stendhal.

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