Cuando se acaban de cumplir 35 años del histórico día universitario de nuestra provincia, me viene a la mente un elemento básico para el desarrollo y, en consecuencia, el debate en la vida política como es el crecimiento cultural y su influencia en el dominio ideológico, que el elemento educativo y de cultura, al que aspiran tener determinadas tendencias de la izquierda desde tiempos anteriores a la Escuela de Fráncfort y que ésta profundizó, cimentó y convirtió en objetivo primordial para el dominio social mientras que los grupos liberales y conservadores miraban y siguen mirando al "dedo que les señalaba hacia la luna" o como más castizamente decimos por aquí, "miraban al burro que les decían iba volando".

Pues bien, mientras el Gobierno recoge la tempestuosa salida hacia fuera de Ferrovial donde encuentra vientos más favorables para su todavía mayor y mejor impulso empresarial, por supuesto, con un ambiente más cordial menos ofensivo y beligerante de un Ejecutivo que, ahora, se queja y hace apelaciones al patriotismo y la negativa imagen ¿para España? o ¿para el Gobierno?, digan la verdad ¿por qué cuando huyó la "catalana" y potente en su ámbito Grifols, hubo silencio? Yo no tengo la respuesta, tal vez la señora Calviño, sí. Mientras, no vemos que los modelos más clásicos y, al tiempo, casposos además de repugnantes paradigmas de la corrupción política según el "manual" Luis Roldán, no solo no han perdido vigencia sino que han salido alumnos aventajados con este "caso Mediador" que tan exasperado tiene a ese prodigio prototipo de modelo cultural que es Patxi López, todo un derrotado en primarias pero con una enorme capacidad de subsistencia política.

Y seguimos, con la disputa dialéctica entre Rojas-Marcos y Escuredo, donde hay dos cuestiones claras: no hay color en la ética andalucista está clara y rotunda la primacía de quien no hubo de recurrir a la "estética" de una huelga individual y segundo, por mucha apropiación indebida y pretendida durante 40 años, la Autonomía la trajo el pueblo andaluz, primero el 4-D y, luego, el 28-F.

Podría seguir con la entrada en vigor de la nueva Ley del Aborto y la aberrante Ley Trans o el debate abierto con la Moción de Censura, VOX/Tamames, pero intención de hoy era la batalla cultural que aunque no lo parezca tiene relación con todo lo reseñado en las líneas anteriores.

No podemos obviar, pues, que la sociedad se estructura en torno a unos valores básicos admitidos por la mayoría de ciudadanos a lo largo de los siglos y que en Europa, tiene sus orígenes en las tradiciones greco - latinas y judeo - cristianas. Sin embargo, vemos como, actualmente, se resienten por movimientos de ingeniería social, favorables a tendencias relativistas sustitutivas de las convicciones por emociones e imponiéndolas globalmente sin posibilidad de no aceptarlas sin caer en el riesgo de la "cancelación", herramienta básica del movimiento "Woke" y los constructores de "posverdad" verdaderos manipuladores de las actitudes sociales. Este es el gran reto liberal conservador y no solo la gestión económica. Perder la batalla cultural, terminará, también, con una derrota del control económico y social.

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