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Fernando Barranco Molina

Antonio Olaya López

29 de septiembre 2013 - 01:00

ENSEGUIDA que se enteró de que tomé posesión como nuevo técnico municipal de Vías y Obras del Ayuntamiento de Punta Umbría hace ya casi 40 años vino a visitarme y a ofrecerse para lo que yo pudiese necesitar de él. Así era Antonio Olaya, todo un caballero. Genio y figura.

Pronto hicimos una amistad que duró ya para siempre, unido a que procedía de una familia de Moguer, como la mía materna. Su madre, doña Victoria López, me contaba que fue alumna de mi bisabuelo Federico Molina y que cada vez que me veía, le recordaba a su viejo profesor. Por cierto que doña Victoria escribía unas poesías preciosas, para eso era de la tierra de nuestro Premio Nobel, Juan Ramón Jiménez Mantecón.

Antonio estaba tan identificado con Punta Umbría y la quería tanto que durante toda su vida trabajó incansablemente y llegó a perder mucho dinero por potenciarla y elevarla a lo más alto. Prueba de esto que digo fue el rodaje de una película documental sobre este pueblo y estas playas paradisíacas de la que él fue productor, guionista y actor, junto a la famosa actriz María Salermo, que tiene una actuación estelar y un poco atrevida para aquella época de tanta censura, ya que rueda escenas completamente desnuda por la playa.

Aquella película que aún tengo en el recuerdo, esta hecha con métodos caseros muy artesanales. Por el ejemplo: las imágenes aéreas se rodaron desde el helicóptero que venía a Punta Umbría a fumigar contra los mosquitos; quien practica por la ría el esquí acuático es su cuñado Tiberio Ponzones; a veces el cámara era su propio hijo Ató. Pero a pesar de todo esto el documental ganó la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián.

Era un empresario dedicado al cine, explotaba varias salas, destacando el Cine Oriente de Huelva o el Cine Pescadores de Punta Umbría, del cual era también su propietario, donde se dieron cita innumerables eventos, no sólo cinematográficos sino también teatrales, ofreciéndolo de forma altruista a representaciones para obras benéficas, carnavales y todo lo que en el pueblo fuese necesario. Llegó a explotar catorce salas de cine en La Antilla, Mazagón, Moguer y otros pueblos. Esta actividad le vino por su padre que era moguereño y se vino a trabajar a Punta Umbría cuando Antonio contaba sólo cinco años y que pasado algún tiempo se quedaron con él y lo acondicionaron, le pusieron techo y ya sirvió para todo el año, dando espectáculos con los que tuvo mucho éxito, trayendo a Punta Umbría a artistas de la talla de Juanito Valderrama o Marifé de Triana que tanto atraían en aquella época.

Su vinculación al cine era tan grande que llegó a actuar como actor en la película Comando Txikia, haciendo el papel de un general del Ejército de Franco, película que trataba el célebre atentado al presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, compartiendo cartel con actores como Juan Luis Galiardo y Tony Isbert.

Junto a Patrocinio González Rodríguez y otros empresarios de la localidad crearon el Centro de Iniciativas de Turismo, todo un atrevimiento para la época y desde donde trabajaron muchísimo en pro del turismo de Punta Umbría, participando en congresos y eventos de todo tipo.

En la calle Ancha montó una oficina de servicios desde la cual dio cobertura con sus conocimientos a un amplio sector de los habitantes. Recuerdo la primera vez que me invitó a visitar su gabinete y me impresionó su despacho por ser mejor y más amplio que el del propio alcalde del pueblo.

Antonio fue un adelantado a su tiempo, iba por delante en todo y por tanto era a veces un incomprendido. Llegó a tener su propia avioneta con la que se desplazaba desde el aeródromo de El Pintado situado en la carretera entre Gibraleón y Trigueros, hasta Sevilla o Madrid. Su verdadera ilusión hubiese sido ser piloto de aviones del Ejército pero como tenía un defecto visual de daltonismo no pudo serlo y sólo pudo obtener al título de piloto civil de avionetas, que bien disfrutó todo lo que pudo.

Ejerció de graduado social, de agente de la propiedad inmobiliaria, de gestor administrativo, pero además de haber podido ser piloto del Ejército, se quedó con las ganas de haber sido abogado que era su otra gran pasión. Que orgulloso se sentiría hoy de ver a su hijo Ató ejerciendo como un sobresaliente abogado y viéndole desde el más allá como se desenvuelve y destaca en el mundo de la abogacía. El padre de Antonio, moguereño como hemos dicho fue uno de los fundadores en Punta Umbría de la Hermandad de la Virgen de Montemayor, que cada año peregrina en romería hasta Moguer en barca.

Y no podemos obviar sus coqueteos con la política, fue concejal en varias ocasiones, incluso antes de la democracia y después formando parte de una lista que encabezaba de independientes. Esta vez llegó a ser concejal de Turismo y Playas siendo alcalde Cayetano Hernández del Campo, lo que en un lugar turístico como es Punta Umbría, suponía ser otro alcalde.

La vida de Antonio Olaya fue constantemente una aventura y me imagino la cara que pondría su esposa cada vez que le contara algún nuevo proyecto con los que se ilusionaba. Antonietta Ponzones, su esposa, magnífica pintora puntaumbrieña, supongo que lo miraría expectante y deseando que le saliese bien el nuevo lance.

Por último, montó una agencia inmobiliaria en la Avda. de Andalucía de su pueblo, donde abundaban en aquella época muchos "corredores sin titular" que tradicionalmente hacían ese trabajo. Antonio jamás dijo nada contra ellos ni denunció a nadie. No le salió bien este intento en Punta Umbría y trabajó fuera de nuestra provincia, siendo director general de Promovillas y de Bosques Naturales, S.A.

A Antonio Olaya, nadie le puede negar haber querido a este pueblo como nadie y ser el primero en dar un paso al frente cuando se le pedía su colaboración. Por todo esto le traigo hoy a esta galería de personas importantes y trabajadoras en pro de Punta Umbría. Murió a los 67 años cuando aún no le tocaba irse y cuando aún tenía muchas cosas que hacer por este pueblo.

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