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Adolf Schulten, en Huelva Una foto histórica

Durante algún tiempo me reunía casi todas las semanas con Klaus Clauss Von Radecky, más conocido familiarmente como Haika un gran onubense, que ostentaba el cargo de cónsul de Alemania en Huelva, cargo que antes ocupó su padre y anteriormente su abuelo. De Haika aprendí mucho y me divertí mucho, porque era una persona muy culta, entrañable, cercana, cariñosa y muy divertida. Y fue él quien me habló y contó muchas cosas de Schulten y su visita a Huelva en busca de Tartessos.

Conocí a Haika a través de nuestra común afición a los mapas antiguos y nuestro amor por estas tierras onubenses y por los muchos vínculos de amistad y familiares.

Posteriormente conocí a Carmen Albelda, con quien tengo una buena amistad a través de mi querido y entrañable amigo Pepe Vacas, muchos años secretario del Colegio de Farmacéuticos de Huelva y fue ella, Carmen, quien me facilitó la fotografía que acompaña a estas letras.

Fotografía con un alto valor histórico y sentimental para la historia de Huelva. En ella podemos ver, de izquierda a derecha, a la esposa de don Luis Clauss, cónsul de Alemania en Huelva, doña Ediht Von Radecky, toda vestida de blanco ya que cuando ella vino a Huelva sólo trajo en su equipaje trajes de ese color por los consejos que allá en Alemania había recibido. En Huelva hace mucho calor y el color blanco te aliviará y cual fue la sorpresa que cuando llegó a esta tierra, ella vio que la gran mayoría de las mujeres iban vestidas de negro. A su lado esta su marido aún muy jovencito, don Luis que en ese año de 1920 recibió al célebre arqueólogo alemán Adolf Schulten que vino hasta Huelva en busca de Tartessos.

Tartessos sigue siendo hoy el mayor problema que tiene planteado la arqueología mundial. Schulten recorrió nuestra Costa hasta la Punta del Malandar en la desembocadura del río Guadalquivir y al pasar por un lugar muy frecuentado por mi, El Asperillo por estar allí ubicado el vértice geodésico Bombo, uno de los lugares más bonitos y espectaculares de nuestra provincia, afirmó: El cerro del Asperillo es sin duda el Mons Casius aquel cerro que citaba Apolodoro al Oeste de Tartessos.

El Cerro del Asperillo fue declarado recientemente Monumento Natural de Andalucía y por lo tanto ya no se puede acceder a él libremente como antes y hay que concertar la visita para que los agentes de la Delegación de Medio Ambiente puedan abrir la puerta de la alambrada que lo protege.

Junto al señor Clauss esta sentado el célebre arqueólogo alemán Schulten y de pie un padre franciscano y sentado con barba y bigotes, don José Albelda y Albert.

Conozco un plano de Punta Umbría del año 1935 del deslinde de la línea marítimo-terrestre donde aparecen los nombres de los propietarios de las casas que estaban cercanas a la mencionada línea, y una de ellas la de don José Albelda, situada en la Plaza Pérez Pastor junto al que fue hasta hace muy poco el Cinemar San Fernando y siempre me interesó conocer la figura del señor Albelda, y más cuando tuve a un alumno en la Universidad con ese apellido que resultó ser su biznieto. Sabía la vinculación que tenía con todos los restos arqueológicos descubiertos en el fondo de la ría de Huelva.

Don José Albelda, fue ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, académico de las Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando y además supervisor de los Monumentos de la Provincia de Huelva y abuelo de Carmen, quien me facilitó esta magnífica fotografía.

Albelda Albert hizo un informe detallado del hallazgo del famoso casco griego aparecido en los dragados de nuestra ría. Fue un estudioso de todo lo que se encontró en el Puerto de Huelva junto a otros eruditos del momento, como fueron el propio Schulten, G. Bonsor, Hugo Obermaier.

Adolf Schulten en su ya famosa y recordada visita a Doñana en busca de Tartessos, encontró un anillo de cobre del siglo VI (a.C.) con una inscripción griega, que el mismo calificó junto al casco griego de Huelva como pruebas documentales de Tartessos. El anillo estaba en el poblado del Cerro del Trigo y entorno a él, Schulten se inventó una bonita historia para argumentar su hallazgo.

El famoso arqueólogo alemán al que todo el mundo consideraba un sabio y un genio también se inventaba leyendas románticas que en muchas ocasiones cautivaban.

En la fotografía, hay sentado junto a Albelda, otro franciscano, se trata de fray Leopoldo González Cárdenas y más a su derecha parece ser que es un militar de alta graduación que les acompañaba en la visita al monasterio rabideño.

En definitiva, una bonita fotografía cargada de historia y de personajes de nuestra Huelva pasada.

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