Paso cambiado

Javier / chaparro

Acto de Fe

EL pasado viernes, Huelva Información daba cuenta a sus lectores de que, a ocho días vista de la celebración del Acto de Fe, la ocupación hotelera en la capital de la provincia se situaba en el 62% y de que algunos establecimientos habían colgado ya el cartel de sin plazas libres. Ese porcentaje, unido a la previsión de que el próximo sábado lleguen a la ciudad 50.000 foráneos, nos da idea de la importancia de un evento social de primer nivel que conviene analizar con una amplia perspectiva, ajena a adscripciones y/o simpatías religiosas. De partida, todas esas visitas van a dejar unos cuantos miles de euros en las empresas del sector turístico a lo largo del fin de semana y, de paso, la imagen de la ciudad en el exterior puede recibir un buen espaldarazo. No se trata -como ha insinuado con cierto desdén Izquierda Unida- de atender al interés exclusivo y particular de los alrededor de los 25.000 fieles que a día de hoy están inscritos como hermanos en las cofradías de la capital, sino de prestar apoyo a una conmemoración especial en la que deben cooperar y contribuir particulares, empresas e instituciones.

Entre estas últimas figura el Ayuntamiento de Huelva, que debe atender las necesidades de seguridad de la celebración, al igual que ya hace con la Semana Santa o con cualquier otro evento que se celebre en las calles. Cosa distinta es su financiación. Basta una razón: el Acto de Fe ha sido convocado a título particular por el Consejo de Hermandades y Cofradías, que ha asumido desde un principio el reto, los riesgos, las críticas y las alabanzas, que de todo habrá al final. El Consistorio, además, no está sobrado de dinero para destinarlo a fines ajenos a la gestión diaria, aunque otra cosa es si los hoteles, bares, restaurantes y comercios en general deben dar un paso adelante puesto que gracias a la procesión del sábado próximo van a hacer su agosto en pleno mes de octubre.

En la dinamización y puesta en escena de una ciudad ante vecinos y visitantes no vale mirar siempre hacia las administraciones públicas, sino que la iniciativa privada debe dar pasos adelante de la misma forma que ya lo viene haciendo con el alumbrado navideño o con las actividades de dinaminación que los comerciantes de la asociación Calles del Centro han programado de aquí a final de año.

En cuanto a la celebración religiosa, la cuestión no es si entre las prioridades de la Iglesia católica, en el sentido más amplio del término, figura la realización de un Acto de Fe, sino si éste se realiza con la sencillez y sobriedad que requieren los tiempos presentes -preconizados, sin ir más lejos, por el nuevo Papa- para concentrar todos los esfuerzos posibles en la amplia obra social que ya se lleva a cabo a través de las propias hermandades o Cáritas.

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