Confabulario
Manuel Gregorio González
Lotería y nacimientos
De entrada, debo decir que, en mi opinión, Feijóo siempre me ha parecido un buen funcionario, quizás un honeste y excelente gestor pero no un buen político y menos desde que desembarcó en la política nacional. Sin embargo, justo es reconocer que es probable que quienes no dan la medida sean algunos personajes de su entorno en el que aún hay efluvios “sorayistas” o pretensiones de profesionalización política, tipo Semper; González Pons… además de la tendencia natural de la derecha al “ruido de sables” que desde la propia izquierda se fomenta y que lo inaudito sea que teniendo más de un referente de impacto público, en lugar de sumarlos formalizando una acción de tándem se dedican a enfrentarlos. Hago esta introducción porque Feijóo, en el debate de días pasados, ha demostrado estar muy por encima de los errores estratégicos de una campaña electoral desastrosa e imbuida de unos enormes defectos de visión política y prisas de algunos de sus dirigentes territoriales y locales. De ahí, vino el drama de pérdida del objetivo marcado y que hubiera significado un gran éxito político y la liberación de millones de españoles, no apesebrados, de una tendencia autocrática cada vez más cercana y definida. Ya eso es pasado pero hoy se abre una pequeña aunque nítida, luz hacia la esperanza. Y es así, porque el debate ha puesto de manifiesto que no hay motivos para seguir con los complejos ni la equidistancia, solo falta que se convenza señor Feijóo de la personalidad tramposa y hasta un punto medrosa de su oponente, acostumbrado a jugar con ventaja, la prueba es que en la primera ocasión que el reglamento no le da ventajas de inicio, se ha “rajao”.
Y es que el candidato del PP, se ha revelado ante toda España como un buen parlamentario, en el fondo y en las formas porque su discurso, posiblemente sea estructural y dialécticamente muy académico, pero en las respuestas y la controversia – cuando se debe improvisar – no como “alguno” que lleva escritas previamente las respuestas – es donde se contempla el nivel y la altura de un parlamentario. Hablo de las formas y el fondo porque a la contundencia argumental: catalanes, vascos y gallegos, aún están digiriendo el repaso dado, como el señor Esteban, con fama de buen parlamentario, que solo le faltó apelar a su clínex pero para secarse los sudores que lo pusieron al borde de una “arferesía”, como referí el otro día. Tuvo el agradecimiento y delicadeza con quienes le apoyan, sin ocultación mutua de sus diferencias pero no pasó por alto la endogamia de la ministra del “extraño prestigio”, calcomanía de Sánchez en su actitud y sus obsesiones espaciales aunque me da la impresión que no Sabel que es el “carajo” y su significado. Por fin, el “borde y hortera” que vivió su minuto de gloria. ¡Ea!, pues ya está, Oscar, pero no creas que te van a nombrar Ministro. Los “pelotas” nunca triunfan. Por fin, algún detalle. La señora Calviño, no afiliada, asiente cuando se cita al Partido y la diputada Loísta, erró con la foto de los autores del texto constitucional puesto que puso sobre la mesa la diferencia de nivel respecto a hoy. Así que señora del PP, tienen poderes sobrados para hacer oposición y arrinconar a un Gobierno autocrático. El drama electoral pasó y el “dudo” ya acabó.
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