
Envío
Rafael Sánchez Saus
Otra visión?de México
Están a punto de cumplirse 90 años de la publicación del libro Juan Belmonte, matador de toros, de Manuel Chaves Nogales. Un texto impagable, que leí con fervoroso apasionamiento, con esa ansiedad que provoca una prosa fascinante, emotiva y conmovedora, que hechiza por su ardorosa fluidez y su ritmo narrativo cautivador y en ciertos pasajes escalofriantes. Un personaje único que trasciende a su propia biografía que Chaves Nogales describe con una fuerza narrativa impresionante que atrae y arrebata al lector como un poderoso imán.
Ahora que tanto se cuestiona la libertad de prensa y se advierte en ciertos mandatarios, supuestamente democráticos, un intento de controlar los medios informativos y el derecho a la libre información y padecemos un revisionismo demencial e ignorante de iconoclastas de ideas trasnochadas y odios inexplicables que pretenden destruir la memoria, devastar la historia y enmendarla a su abstrusa manera, malintencionada y rencorosa, la figura de Manuel Chaves Nogales cobra especial trascendencia. Confieso que le guardo una ferviente adoración desde que leí –una lectura clandestina como tantas– A sangre y fuego: Héroes, bestias y mártires de España (1937), publicado en Chile y reeditado en 2011 por Libros del Asteroide, que es, para mí, uno de los mejores relatos sobre la guerra civil española. Como escribía Antonio Muñoz Molina, “Chaves Nogales es el hombre justo que no se casa con nadie porque su compasión y su solidaridad están del lado de las personas que sufren”.
Pero es la biografía belmonteña una muestra absorbente de su talento como periodista y escritor que puede apasionar igualmente a taurinos y a sus detractores. Una visión real de aquel genio del toreo del que su colega Paco Madrid decía que Belmonte, desde sus inicios, viajaba con la espuerta de los trastos de torear y con otra espuerta llena de libros, y nos lo retrata como un lector constante y absorto. Amigo de escritores, artistas e intelectuales de su tiempo, en una ocasión Ramón María del Valle Inclán, gran amigo del diestro, le dijo: “Has llegado muy alto, Juanito, sólo te falta morir en la plaza”. A lo que “el Pasmo de Triana” contestó: “Se hará lo que se pueda, don Ramón”.
Un libro imprescindible para amantes de la tauromaquia.
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