Viejos malos vientos

La parte superior de la cubierta de Tribuna dañada por el paso del temporal.
La parte superior de la cubierta de Tribuna dañada por el paso del temporal. / Josué Correa

18 de noviembre 2025 - 03:07

Los bandazos de Claudia trajeron un sábado convulso y perdido. O ganado, quién sabe ya. A uno el ambiente previo le recordaba al de aquellos otros tantos duelos lluviosos, otoñales e infernales que el Decano nos regaló en esta última década y en los que el objetivo del curso terminaba de aclararse entre frío y entre charcos, y eso casi siempre acababa mal. Parecía uno de esos días sin retorno, pero la maltrecha tribuna y el temporal nos dejaron con la incógnita de saber para dónde tira de verdad este Recre, una vez más.

Más allá de repasar lo que ya no tiene arreglo de la excesiva demora en el aplazamiento o del siempre comentado estado del estadio -los que chillan cual plañideras en esta tierra lamentándose por lo gastado en el Recre diciendo que “para el Decano y sus cosas, de dinero público ni un duro más”, que levanten la mano, por favor, a ver si son los mismos que callan como piedras ante el agujero negro de La Cartuja desde que el mundo es mundo-, el duelo del próximo domingo se las trae. Entre salir de Jaén mirando el cogote del líder teniendo, además, una bala en la recámara, o volver de la tierra de los olivos con más temor que un testigo falso hay una eternidad. Por cierto; ¿alguien más recuerda aquel raro partido, en el antiguo estadio de La Victoria en 2001, jugándonos el ascenso a Primera? Yo me acuerdo como si fuera ayer de ese Rubinos Pérez continuando esa faena iniciada por los Eleicegui Uranga, Moreno Delgado, Pino Zamorano, y demás que terminó rematando uno de los Teixeira aquel vergonzoso episodio del Villamarín, con Lopera desquiciado y España aguantándose los brazos, según explicó en una jornada histórica total. También recuerdo la extraña expulsión de Juanito y el caliente ambiente ante los albiazules del césped y de la grada en el coliseo local. Parece otro mundo, otro Recre y otra vida... y la verdad es que ‘sólo’ han pasado dos docenas de años ya. Cuántas heridas injustas nos quedan por cerrar. Aunque haya quien piense en macabras casualidades aquello no fue luchar contra gigantes de meras alucinaciones, sino contra molinos reales. Les suena, ¿verdad?

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